Pura y radical


Alejandro Oliva [@betandtuit]

Real Murcia, 1; Balompédica Linense, 0.
“Hasta los cojones de los extremos maricones”, bramaba alguien, unas cuantas butacas a mi derecha en Nueva Condomina, y más allá de la curiosa reflexión sobre la condición de extremo me quedé pensando en la incorrección política de la expresión. Es evidente que aquel señor no hablaba de la orientación sexual de los extremos; es muy probable que incluso no quisiera molestar a ningún colectivo, que su única intención fuera que todo el que recibiera su mensaje lo entendiera con claridad. A veces resulta difícil hacerse entender sin molestar a nadie, y uno tiene que elegir entre ser claro, aunque duela, o ser difuso, pero sin herir a nadie. Por poner un ejemplo: hace ya tres veranos un juez español señaló que la Liga de Fútbol Profesional había buscado "la pura y radical expulsión de un afiliado y su descenso de categoría (...) sin apoyo de norma con rango de ley para alterar la legítima competencia empresarial en el mercado del fútbol". Un mensaje aparentemente claro, pero parece que no lo suficiente. Porque la sensación es que el fútbol español, e incluso la sociedad murciana, sigue sin tener claro por qué expulsaron al Murcia del fútbol profesional. La pura y radical expulsión, dijo aquel juez en un auto judicial. Pura y radical.

El Murcia afrontaba el domingo su enésima final desde aquel verano, ante La Balona, un rival incómodo que había empatado en casa del Cartagena y del Villanovense en estas últimas semanas. Paco García volvió a tirar de un once ultraofensivo que, en cambio, termina siendo un equipo que marca muy poco y encaja aún menos. Entre el buen nivel de casi todas las incorporaciones invernales, destacó esta vez Elady Zorrilla, un extremo diferente, sin duda del agrado de mi políticamente incorrecto vecino de grada, agresivo en ataque y en defensa, una pieza que necesitaba esta plantilla casi tanto como la veteranía de David Sánchez y Curto para ganar este tipo de partidos. Sí, el Murcia volvió a ganar, y es el segundo mejor equipo del grupo en las últimas 16 jornadas. Nos lo recordaba David Soria (@dasorher) al terminar el partido, y lo decía claramente, con la incorrección política del buen periodista, a contracorriente en un entorno ansioso en el que crecen las dudas y que no deja de mirar de reojo al banquillo. No se debería discutir al entrenador del segundo mejor equipo del grupo, pero se hace. Lo que no se hace, en cambio, es recordar que el Murcia sigue sin lanzar un penalti en 25 jornadas, o que ya ha sufrido ocho expulsiones. Debe ser algo tan habitual en la última década que ya no es noticia. O quizá sea cuestión de corrección política. La tarde, además, dejaba a otro equipo de Murcia empatando en Elche por un empujoncico en el área en el 92: lo normal, vamos. Es muy normal que un equipo de Murcia de la parte baja de Segunda sea el más beneficiado por los penaltis en todo el fútbol español. "Hasta los cojones de los extremos maricones", dijo aquel hombre, con claridad, para que todos lo entendiéramos. Pero la sensación es que el fútbol español, e incluso la sociedad murciana, sigue sin decir claro por qué nos expulsaron del fútbol profesional. A pesar de que nos lo recuerden puntualmente, casi a gritos, cada fin de semana. 

Real Murcia: Simón, Juanjo, Golobart, Josema, Pumar, David Sánchez, Diego Benito (Roberto Alarcón, min. 85), Rayco (Javi Saura, min. 77), Elady, Víctor Curto y Sergi Guardiola (Armando, min. 66).
Goles: 1-0 (Curto, 23')

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