Camisetas interiores


Alejandro Oliva (@betandtuit)

Real Murcia, 2; Granada B, 0.
Recuerdo bien a mi abuela Paquita y a mi tía abuela Conchita, que tenía rango de abuela a todos los efectos, poniendo el grito en el cielo cuando veían en pleno mes de febrero a mi hermano sin camiseta interior, como si hubieran visto al mismísimo diablo. Y con toda la razón del mundo. La camiseta interior es la prenda clave del invierno murciano, sin ninguna duda, muy por encima de cualquier tipo de abrigo. Con el abrigo se puede negociar la mayor parte de los días, pero con la camiseta interior no hay titubeos: cuando sale a jugar se queda durante meses, casi hasta los playoff. El frío de esta tierra no está en la calle, sólo un par de semanas, si acaso; el frío de esta tierra es interior, está en las casas, casi dentro de nosotros. La camiseta interior es la prenda clave y llega siempre en estos días, al empezar noviembre, en ese momento en el que uno se descubre en mitad de la oficina con los pezones más duros que la cara de Javier Tebas y piensa, casi con una sonrisa, “mañana, camiseta interior”. La prenda clave llega y se queda casi hasta los playoff, por mucho que pegue fuerte el sol algún día loco de marzo, por muchos grados que alcance una Semana Santa tardía. No se negocia, no hay titubeos, no hay motivo ético ni estético que te aparte de la prenda clave. Más que calor o calidez, la camiseta interior da equilibrio, que diría Jabo Irureta, da fuerza para el día a día, protege el pecho, la espalda y el abdomen y se mete audazmente por dentro del pantalón, siempre por dentro, claro, nunca por fuera, para agarrarse al calzoncillo y formar así un tándem interior necesario, imprescindible ante ese desequilibrio térmico que llega siempre en estos días, al empezar noviembre.

Imagino la cara de José María Salmerón al recibir la llamada del Murcia y repasar su plantilla en busca de camisetas interiores; imagino esa cara seria de actor secundario de películas de los 50, acostumbrado a disponer de varias camisetas interiores por temporada, abriendo armarios y cajones, revolviendo todo en busca de camisetas interiores, de dos o tres mínimo, para el día a día, de cuatro o cinco incluso, que el invierno llega tarde pero se hace largo. Imagino a Salmerón abriendo nuestro armario, uno de los mejores armarios de la categoría, sin duda, lleno de camisetas preciosas, nuevas y viejas, camisetas de guapo, que dice mi hijo, de rayicas, de todo tipo de colores de moda, camisetas con valor simbólico, camisetas incluso con mucho gol. Pero sin una puta camiseta interior blanca. Porque cualquier camiseta puede servir de camiseta interior, claro, parece fácil ser camiseta interior, pero mucho cuidado que su trabajo discreto y silencioso no es tan fácil de encontrar. Imagino la cara de José María Salmerón iluminada al ver la camiseta David Mateos, sí, sí, esta camisetica ojo, esta camiseta de central fuerte con buena salida de balón ha sido camiseta interior y de las buenas, esta camiseta me la voy a poner yo esta temporada, ya mismo. Salmerón se ha puesto camiseta interior en cuanto ha podido y, de pronto, nos hemos dado cuenta de que llevamos tres años en Segunda B jugando sin camiseta interior, con dos cojones. Un año con Acciari, la mejor camiseta interior que hemos tenido jamás, pero que ya se quedaba corta, ya no llegaba; otros años con Chavero o con David Sánchez, que siempre fueron más camiseta de vestir. Y no nos fue tan mal, ojo, porque el equipo ha sido segundo los tres años; no nos fue nada mal, con Armando tapando esa carencia como podía, pero pasando frío. Hay quien piensa incluso que se puede y se debe jugar sin camiseta interior, que con un buen abrigo se pasa el invierno bien. Hay quien piensa que no es elegante, hay quien lo critica, sobre todo cuando no da resultado. Es una cuestión de estilo, supongo, cada uno intenta ganar partidos a su manera. Me temo que yo he heredado el de mi abuela Paquita, a la que sigo viendo en su salón, siempre junto a mi tía abuela Conchita, que tenía rango de abuela a todos los efectos; e incluso ahora puedo llegar a verlas junto a José María Salmerón, muy cómodo en el salón de mi abuela, por cierto, con esa cara seria de actor secundario de películas de los 50. Veo a mi hermano entrando en ese salón sin camiseta interior en pleno mes de febrero y a los tres poniendo el grito en el cielo como si hubieran visto al mismísimo diablo. Y con toda la razón del mundo.

Real Murcia: Biel Ribas; Fede Vega, Orfila, Álex Ortiz, Forniés; David Mateos; Abel Molinero (Salva Chamorro, 57'), Armando, David Sánchez (Juanra, 78'), Santi Jara; Elady (Llorente, 67').
Goles: Eladio Zorrilla Jiménez, futbolista.

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