Alcorcón - Real Murcia (0-0)


 






















 Expulsaron a un croata en el estadio Maksimir de Zagreb y de pronto media España se vino arriba: “¡Bien! ¡Islandia puede meterse en el Mundial!”. No entendía muy bien aquella alegría, pero en esta vida cualquier excusa para no estar triste me parece válida. 

Islandia tenía casi una hora por delante con un jugador más y sólo necesitaba un gol. Y hacía mucho frío en Zagreb y esos tíos son islandeses. Pero ojo, que si yo me separo unos metros de un grupo de 11 croatas que está al lado de un grupo de 10 croatas te juro que no sabría distinguir dónde hay 11 y dónde hay 10. Es más: creo que si están muy juntos es prácticamente imposible hacerlo. Y más si te miran a la cara.

En Alcorcón también hacía mucho frío anoche y en las gradas de Santo Domingo los que han vivido los años de Segunda B cuentan cada gesta de su equipo con un orgullo único. No es el orgullo del croata que relata cómo resistieron el asedio y la masacre de Vukovar, pero en uno y otro caso tienen claro que no pasa nada por perder al lateral derecho muy pronto.

Fernando Sales. Anda que en el Zaragoza iba a correr así Fernando Sales.

Donde defienden once, defienden diez. Y el Murcia lo sabía bien y quizá por eso jugó igual que siempre: mordiendo, encimando y esperando a Tete, Saúl y Kike, que de momento siempre acuden, siempre están. ¿Alguien ha llegado alguna vez tanto a puerta en un primer tiempo en Alcorcón?

Pero algo pasó tras el descanso. Ahora ellos seguían juntos, pero se movían tanto que hasta parecían más. Y el Murcia, además, se dio cuenta entonces de que no estaba Acciari, ese vínculo emocional que tenemos ahí, dentro del campo, para saber si hay que quitarse el jersey o echarle otra manta al crío. Y ayer hacía tanto frío que en cuanto nos destapamos nos expulsaron al portero.

De pronto, corrió la voz de que saltaba al campo un murcianista para ocupar la portería. Un tío de Murcia y del Murcia, que podía ser cualquiera de nosotros, porque no somos muchos. Pero gracias a Dios no éramos ni tú ni yo, sino Fernando Martínez Rubio. Y anoche hacía el frío suficiente para comprobar que ahí tenemos un portero.

Diez contra diez, pero a saber cuántos parecían unos y otros vistos desde lejos. Yo seguía contando más amarillos. Incluso cuando se quedaron con nueve teníamos dudas, que se convirtieron en pánico cuando el árbitro –qué habilidad para hacernos daño incluso cuando nos ayudan— tuvo el valor de dejarlos con ocho. Lo único que podía pasar en ese partido con el Murcia de por medio era perderlo. “Como esa vez que perdimos en Alcorcón cuando ellos se quedaron con siete”. Aquella historia ya tenía incluso la entradilla escrita, bien exagerada, como catastrofistas que somos.

Cuando terminó todo, Islandia seguía sin clasificarse para un Mundial, pero nosotros por fin habíamos puntuado en Alcorcón.


Real Murcia: Casto; Molinero, Truyols, Mauro Dos Santos, Alex Martínez; Toribio (Fernando, m.70), Dorca; Tete (Malonga, m.82), Eddy, Saúl Berjón (Iván Moreno, m.74); y Kike García.  

1 comentario:

  1. Cronicaza! Ojalá muchas más así. Me encanta la página.

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