Real Murcia, 2; Sabadell, 0.
Salíamos
del estadio y se nos caían los puntos suspensivos de los bolsillos. A bordo del
tranvía, pasabas el bono por el lector y en vez del número de viajes que te
quedaban, en la pantallita aparecían ellos: tres puntitos alineados
horizontalmente. Por supuesto, las nubecillas de humo que salían de los tubos
de escape en la procesión de automóviles camino de casa también dibujaban decenas y decenas de
puntos suspensivos en estado gaseoso. Los carteles luminosos de la DGT ya no te
pedían que moderases la velocidad; en ellos sólo se leía un ‘Y SI…’ parpadeante.
También se rumorea que tras el partido, el agente que regulaba el tráfico en
una de las rotondas cercanas a Nueva Condomina pidió a varios coches que se
detuvieran en un margen y bajaran la ventanilla, sólo para acercarse a los
conductores y susurrarles muy bajito: “Y si…”. Luego, les hacía señas para que
subieran la ventanilla y reanudaran la marcha.
Todos
teníamos algo en común: como mucho, nos atrevíamos a decorar esa primera parte
de la subordinada condicional, en la que éramos felices y libres. “Si seguimos
jugando así...”, “Si Malonga sigue empeñado en parecerse a Kanouté…”, “Si
Wellington ya nunca más deja de bailar…”, “Si estos jugadores continúan presionando
como desquiciados hasta el final…”. No íbamos más allá de los puntos
suspensivos, por respeto, intimidados, como presintiendo que hay cosas que
empiezan a esfumarse cuando las nombras. Esa actitud cautelosa, que es la de
Julio Velázquez, responde a una vieja estrategia bélica: la emboscada.
La teoría
de la emboscada propone un ataque sorpresivo y sigiloso desde una posición
oculta, contra un objetivo definido. Sin hacer ruido, sin anunciar la ofensiva,
sin dejar huellas. No parece conocer esta estrategia el nuevo presidente de la
Comunidad, Alberto Garre, que afirma que “el Murcia se meterá en playoffs y
presiento que subirá”. Este hombre debe pensar que conseguir esa meta es tan fácil como
ganar una votación interna del PP. Esas palabras nos recuerdan que el populismo ha
salpicado la mayoría de guerras; a lo largo de la historia hubo quien
simplemente dijo las bravuconadas que el pueblo quería escuchar, y hubo quien
como Julio, sólo prometió sangre, sudor y lágrimas. Nosotros nos alineamos con
estos últimos, los prudentes, los realistas, y nos emboscamos tras un árbol con
un “y si…” en los labios, ojos inyectados en sangre y una mano firme agarrada al fusil.
El
5-3-2 con Kike y Malonga arriba tiene pinta de convertirse en el plan definitivo
de este Murcia, porque ha enlazado los que posiblemente hayan sido los dos
mejores partidos de la temporada. Quizás la actuación en el Arcángel fuese más
completa, con juego y ocasiones desde el primer hasta el último minuto, pero la
primera parte contra el Sabadell fue algo más, un destello muy intenso, la
verdadera inauguración de la primavera. A poco que hubiéramos tenido un poco más de puntería, y si el
árbitro hubiera señalado un claro penalti a Kike, el partido habría quedado
sentenciado al descanso. Así, las subordinadas condicionales habrían brotado mucho
antes.
Con
Malonga en lugar de Saúl, el equipo pierde desborde y a su mejor lanzador a
balón parado, pero gana criterio con el balón y pólvora. Este francés sabe lo
que se hace, y cada vez más. Vean si no el gol de Córdoba: controla, se da la vuelta, abre a
banda, sube como una bala al área y remata el centro que él ha sembrado con su buen
juicio. Además, se le ve más ligero, más ágil, con más ímpetu. Ante el Sabadell estuvo
enchufado desde el principio, se asoció muy bien con Kike y fue un continuo alivio
para el equipo, que también respira cuando Saúl entra de refresco.
Como
somos escépticos y no creemos que las cosas sucedan por casualidad, sospechamos
que Julio lo ha vuelto a
hacer: ha logrado que un jugador de esta plantilla evolucione y dé lo mejor de sí
mismo en beneficio del colectivo. Puede sonar simple, pero no es ni más ni
menos que la principal tarea de un entrenador, y lo que los diferencia en su gremio. Hay entrenadores que hacen peores a los futbolistas que
tienen a sus órdenes, hay otros que simplemente les hacen dar su rendimiento
‘normal’, sin complicarse, y hay otros que los mejoran. Piensen en lo que eran Eddy, Kike,
Wellington o el propio Malonga a principio de temporada y lo que son ahora.
Después, decidan en qué grupo de entrenadores está Julio.
Y ahora silencio. Tchssssst, no quiero ni un ruido. Todos camuflados, en cuclillas, concentrados, sin hacer el menor caso a los Garre que salen berreando "¡Jerónimoooo!" y a lo loco hacia las líneas enemigas. Todos quietos tras los árboles, esperando la orden de Julio, y teniendo bien presente aquel pasaje de 'El arte de la guerra': "Que tus planes sean tan oscuros como la noche. Luego, ataca como el rayo".
Real Murcia: Casto; Molinero, Dos Santos, Dani Bautista, Álex Martínez, Wellington; Dani Toribio (Acciari, 85), Dorca, Eddy (Saúl Berjón, 64); Malonga (Truyols, 55) y Kike.
Goles: 1-0. minuto 1: Malonga. 2-0. minuto 86: Truyols.
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