¡boom!

El director de producción me preguntó: “¿Vamos a derribar la casa?”. Y le contesté: “¿Derribarla?”. Me dio por pensar. Me acerqué a Gary D’Amico, que se encargaba de los efectos especiales, y le pregunté:
-¿Y si quisiera volar la casa?
Se le iluminó la cara.
-Quiero volar esa casa, -le dije.
-Ojalá me lo hubieras dicho antes. No sé lo que tengo, pero sí, sí, podemos hacerlo.

Y entró en la casa y conectó todo lo que tenía. Menudo espectáculo. Si Gary hubiera traído todo lo necesario, si yo le hubiese avisado con tiempo, no habría quedado tan bonito. Fue una explosión suave. Lo mandó todo a cientos de metros, pero con suavidad. Y luego rodamos hacia atrás. El resultado fue increíble.
 (Atrapa el pez dorado, David Lynch).

Real Murcia, 5; Mirandés, 0.
Hace año y pico, en una mesa del Bar Diamante de Miranda de Ebro, el veterano centrocampista Iván Agustín apuraba su café y una partida de cartas con su compañero César Caneda. Faltaban dos horas para un agónico Mirandés-Murcia por la permanencia. Nunca olvidaré la mirada que Agustín nos dedicó a los cuatro murcianistas que en la barra apurábamos algo un poco más contundente que un café. Era la mirada que se te queda con algunas historias andaluzas de Cuarto Milenio, una mirada alucinada, la que te guardas para el día que te topes con un unicornio. 

Volví a cruzarme con esos ojillos negros el viernes pasado, en la web del Mirandés, cuando vi su rueda de prensa previa al partido. Era una mirada muy diferente, la que dibujan los niños cuando pasan el torno de entrada a Eurodisney, ese último escollo, y recorren los primeros metros del parque. Era la mirada de la ilusión, la de alguien convencido de que están a punto de pasar cosas hermosas. También sus palabras reflejaban esa sensación: “Jugamos en un gran estadio, contra un club histórico, y seguro que habrá mucha gente. A quién no le gusta eso. Es un partido muy bonito que necesitamos ganar para meternos arriba”.

Un partido “muy bonito”, recalcó Iván Agustín, sonriente, relajado, cómodamente sentado en la sala de prensa de Anduva, como si el adjetivo “bonito” tuviera actualmente sentido cuando juegas contra el Murcia. Tras atender a los medios comería tranquilamente con su familia, y por la tarde quizás dio un agradable paseo junto al Ebro. Le imagino recibiendo con humildad y simpatía las felicitaciones de los aficionados por la buena temporada, y acabando la tarde en el cine, para disfrutar de alguna peli ligera y entretenida, sin más. Intuyo que esa noche aún se tapó con funda nórdica, y que antes de dormirse, junto a su mujer Silvia* escenificó gestos que le hicieron sentir que la dulzura seguía teniendo cabida en este mundo. 

Apenas 48 horas después, Iván Agustín resoplaba demacrado a unos treinta metros de mí, allí abajo, sobre un césped del sur, a 78 grados más o menos, con los medidores de radiactividad cantando flamenco y no se sabe cuántos minotauros y dragones enfrente, de colorao, rugiendo y escupiendo a ratos fuego, a ratos ácido sulfúrico. “¡Es una trampa, sacadnos de aquí, sacadnos de aquí!”. Me cuentan que ésas fueron las únicas palabras que Iván Agustín pronunció durante el partido. No pude descifrar su mirada desde tan lejos, pero la imagino. El mundo había pasado a ser un lugar horrible, horrible, y de regreso a Miranda sólo tendría sentido ir al cine si reponían alguna peli de Bergman o Dreyer, de ésas intensas, las que se preocupan por Dios y el sentido de la vida. 

Dado que Mondo Moyano tiene desde hace meses un micrófono oculto en el vestuario visitante, podemos traeros en exclusiva algún otro comentario de los jugadores del Mirandés en el descanso, ya con 3-0. No conocemos las voces de cada futbolista, así que somos incapaces de atribuir las frases. Ahí van: “¡Mis ojos! ¡Mis ojos!”. “Pero qué les hemos hecho a estos”.”Tengo miedo”. “El brasileño me ha susurrado que lleva dos meses alimentándose exclusivamente de clavos”. “He chocado con Kike, luego con Eddy y sigo vivo”. “Odio el fútbol, justo ahora”. “Es una especie de experimento. No quieren ganarnos solamente, quieren algo más”. “Ese Saúl me ha dicho que antes de salir al campo han hecho la ouija”. “En el segundo gol, tras hacer la vaselina, Kike le hablaba al balón en una lengua muerta”. “Le he pedido a Dorca que aflojasen, me ha mirado raro y me ha pedido que le explicara lo que significa esa palabra”. "Os juro que uno de ellos se ha acercado cansado al banquillo y en vez de agua ha bebido sangre".

Ya llega el final: todos tiemblan, pero nosotros sólo queremos más y más. No tenemos miedo, no tenemos nada que perder. Y queremos volar casas.

Real Murcia: Casto; Molinero, Mauro, Álex Martínez; Toribio, Dorca (Acciari, 81), Eddy, Wellington (Iván Moreno, 64), Saúl; Malonga (Tete, 70) y Kike.
Goles: 1-0, min. 7: Kike. 2-0, min. 43: Kike. 3-0, min. 45: Eddy. 4-0, min. 54: Kike. 5-0, min. 67: Malonga.

*Sí, sí, reconozco que haberme enterado de cómo se llama la mujer de Iván Agustín tene una pinta loquísima.

5 comentarios:

  1. Qué bueno eres, cabrón.

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  2. El asterisco del final pone la guinda perfecta a la crónica.

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  3. Bravo!!! Cada semana te superas más, no sé cuál me gusta más si esta o la de los pandilleros de Bordalás....MAGNIFICO!!!

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  4. ...Como Mondo Moyano tenga que hacer esta temporada crónicas extra tras la liga regular... no sé si voy a poder resistirlo... La primera parte del Hércules- Real Murcia, la segunda parte del Hércules-Real Murcia, la crónica de Mondo Moyano del Hércules - Real Murcia, la primera parte del Real Murcia - Mirandés, la segunda parte del Real Murcia - Mirandés, la crónica de Mondo Moyano del Real Murcia - Mirandés... si seguimos en este plan varias semanas más mi corazón grana puede reventar de una vez... G R A C I A S

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