El vínculo


Alejandro Oliva (@betandtuit)

Marino de Luanco, 0; Real Murcia, 1.
No sabemos si alguien se lo contó cuando llegó a Murcia o si José Manuel Aira lo ha aprendido solo. Quizá lo escuchó pronto, en las paredes de ese nuevo estadio que ya han visto casi de todo, o en las caras de esos jugadores que han vivido tanto. Quizá más tarde, en el canto de algún jilguero de Cobatillas. No sabemos cómo lo sabe, pero lo sabe. Aira sabe que detrás de este equipo hay un vínculo afectivo que atrapa, que atrapa como todas esas historias que tienen un puñado de décadas y se transmiten de generación en generación, casi sin necesidad de contarlas. Un vínculo compuesto por miles de cuentos extraordinarios que aprendemos sin saber bien cómo. Como Aira, tal vez.

Lo que ya sabía Aira mucho antes de llegar a Murcia es que detrás de ese vínculo afectivo hay tanto fútbol como en la pizarra de cualquier entrenador. Que el vínculo juega, que es uno más. Y que es pieza destacada en esta pretemporada en mitad de la temporada, mientras continúa trabajando la incorporación al once de esos refuerzos con pinta de titular, mientras acelera la implantación de un estilo en el que el Murcia intentará dominar el juego, mandar en los partidos. Lo que ya sabía Aira mucho antes de llegar a Murcia es que al entrar al estadio de Miramar de Luanco un cartel proclama que 'Fútbol es vida', y quizá por eso decidió volver a alinear al equipo que mejor conoce el relato murcianista, el vínculo afectivo.

En Luanco jugaron los del verano, los que vivieron el penúltimo capítulo de la historia. Los que se saben el relato de memoria más Satrústegui, que por necesidad parece que lo ha aprendido rápido. Desde Fernando, el portero que no ha dejado de ser hincha, el hincha que soñaba con ser portero, hasta Carrillo, el zagal del barrio del Progreso que ya vivió el formidable cuento del Murcia de Velázquez, todos reunidos, muy juntos, como los buenos equipos, en torno a José Luis Acciari, la leyenda que protagoniza tantas historias, la voz en off que suena al principio de todas y que recuerda dentro del campo, con sólo una mirada, que el vínculo afectivo existe. Y a su lado, en el centro del campo, Armando, otro chaval en mitad de su sueño, y Arturo, el rey del cuento de este año, el niño con cuerpo de héroe que abre el marcador en los estadios del Grupo Vaques con una naturalidad que jamás hemos visto en un canterano. Jamás. Arturo marcó el 0-1, ya en la segunda parte, y a partir de ahí la radio sólo nos acercaba al segundo gol: sensaciones de equipo sólido, unido en la seguridad que daba Fernando en cada balón colgado, de equipo que quiere dejar atrás el verano.

Pero ya casi al final, de repente, volvimos a comprobar que no hay ninguna mano negra. Recordamos que el escudo de La Condomina vieja se fue solo, un día, porque decidió irse, y recordamos que el resto de equipos del fútbol español están saneados y tienen una situación económica envidiable y que, por supuesto, todo el que se salga del control económico de la LFP será descendido, como el Murcia. No existe esa mano negra y no hay nadie que quiera acabar con ese vínculo afectivo que nos une al Real Murcia. Debe de ser otro cuento. Y así volvió a comprobarse cuando el colegiado, don Ángel María Villar, no dudó en señalar penalty en un salto fuera del área de un atacante del Marino.

Dicen que estamos sentenciados y que esta historia está viviendo uno de sus últimos cuentos. Y en todo eso volvimos a pensar en el minuto 88 en el Miramar de Luanco, con un penalty en contra. "Jamás renunciaría a la locura de este mundo, a pesar de su infinita tristeza", dijo Faulkner, y algo así debió de murmurarle Acciari a Fernando, el portero que no ha dejado de ser hincha, el hincha que soñaba con ser portero, poco antes del penalty.

Existe un vínculo afectivo. No es una fuerza mágica y sobrenatural, ni unos superpoderes divinos que nos hacen especiales. No. Es un simple vínculo afectivo. Pero existe. Y Fernando, que además de sentir ese vínculo es un porterazo, voló al palo contrario para traernos los tres puntos de Luanco y escribir así, a pesar de nuestra infinita tristeza, otra página feliz del relato murcianista.

Real Murcia: Fernando, Jaume, Smitarello, Satrústegui, Pumar, Acciari, Armando, Arturo (Garmendia, 53'), Albiol (Jairo, 59'), Rubén Sánchez y Carrillo (Gerard Oliva, 80').
Goles: 0-1. Arturo (50').
Luis María Valero  @Mondo_Moyano  torremendolliure@gmail.com

3 comentarios:

  1. Espectacular, de verdad. Pelos de punta. Gracias por emocionarnos con verdaderas crónicas murcianistas.

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  2. Otra vez la buena pluma haciendo de lo prosaico del fútbol algo emocionante.

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