Y es de Cieza


Hércules, 1; Real Murcia, 1
Sonaba música de coches de choque. Estábamos allá arriba, una mancha grana gigante bajo un sol que no hería, y por la megafonía del Rico Pérez atronaba la típica música de acompañamiento de una sesión de coches de choque, esa atrocidad medio electrónica medio pachanguera salpicada de sirenas de ambulancia. Y de repente el himno de les Fogueres en organillo, y de repente subían todavía más el volumen, así querían volvernos locos antes del partido, ése era su plan. Yo bauticé pronto ese conjunto de sonidos de manera genérica, simplemente como 'atrocidad musical', pero el Morata le puso un nombre más concreto y más específico, porque el Morata dijo enseguida: esto es música de coches de choque. Y sí, sí.

En la mano derecha, un vaso de plástico con cerveza sin alcohol. Pequeños sorbos, en intervalos muy reducidos, una especie de tic. Dificultad para prestar la más mínima atención a las palabras cruzadas con conocidos que te encontrabas. Infinitas visitas al baño, a veces sólo con la intención de visitar el baño, de comprobar que todo seguía igual por allí. La mirada, clavada en el césped allá abajo, ahí va a ocurrir todo, hoy es el día. Y otro sorbo más a la no cerveza, y la planificación de una nueva visita al baño. Quién juega, cuánto falta para que esto empiece, cuánto tiempo más podemos aguantar esta megafonía. "Hay alineación", dijo el Morata, y él fue el primero que torció el gesto cuando la recitó. El Morata respiró la alineación con una cara y la expulsó de sí mismo con otra muy distinta.

En cada posición en la que había dudas, Aira optó por el jugador de más edad. Crespo, y no Fernando. Prieto, y no Víctor Ruiz. Garmendia, y no Jairo. Álvaro Rey, y no Isi. Quizás fuera solamente casualidad, o quizás Aira jugó muy decidido la baza de la experiencia, ese intangible tan apreciado para días importantes (y a veces tan sobrevalorado). Más veteranos, más centímetros, más empaque. Es posible que influyera en esta decisión algún recuerdo de esos que duelen: en el playoff de ascenso de la temporada pasada, su brillante Racing de Ferrol perdía ya 2-0 ante el Nástic en Tarragona a los 25 minutos de partido. Ése sería el marcador final, y en la vuelta no hubo ya mucho que hacer. No hablo de traumas, pero sí de cosas que no se olvidan. Es posible que el subconsciente de Aira emitiera un mensaje claro antes del partido: que sea diferente esta vez, que sea una eliminatoria larga. Hay que contener. No es difícil caer en esa tentación, no es difícil imaginarnos tomando la misma decisión. Contener, contener. Pero en la primera parte nos contuvimos a nosotros mismos.

No es que el Hércules nos arrollara, simplemente se aprovechó de nuestro entumecimiento general para ser claramente superior. Supimos entonces que sus calvos eran de esos calvos a los que se les ocurren cosas. Marcaron, y tuvimos miedo. El rugido del estadio con el gol y su acompañamiento monstruoso por megafonía se nos clavaron, todo aquello formaba un solo alarido de pesadilla. En el descanso, las visitas al baño fueron procesiones del silencio, alguno se mojaba la cara y se quedaba allí, paralizado, con la mirada muerta. Hasta los chicles momificados en el suelo dibujaban un 1-0. Hasta la cantinera tenía cara de 1-0. Todavía tras el descanso continuaron las escaramuzas del Hércules; sobrevivimos a una diablura de Paco Peña y a un par de barullos dentro del área que nos bajaron el corazón al estómago. Pero de repente el Murcia despertó. Dejó de ser tan consciente del partido que estaba disputando, y simplemente lo jugó con naturalidad. Presionó más arriba y mejor, y fue más profundo. Para eso fue clave que salieran desde el banquillo nuestros enanos, Isi y Jairo, porque ellos tienen calvos ingeniosos, pero nosotros tenemos enanos de vértigo. En el fondo, esta eliminatoria es un calvos contra enanos.

Yo no llegué a ver el lanzamiento de falta de Javi Flores que precedió al gol de Isi. Me quedé encogido, recogido, permitiendo que me taparan los que estaban de pie delante de mí. Sólo vi salir el balón de la bota derecha de Javi, pero cuando sobrepasó la barrera, perdí contacto. Fue un gol de oídas. Primero escuché un uy, pero no un uy definitivo, desarrollado, sino un uy muy breve. Luego, los zarandeos, la enajenación, 2.500 espasmos. Carlos Álvarez brincando hacia nosotros con los brazos muy extendidos, Isi lanzándose de rodillas en el córner mientras nos lo dedicaba. "¡Isi, Isi!", se oía por todos lados. Isi, a los cuatro minutos de salir. Ese gol que yo no vi fue para mí tradición oral instantánea, un cuento que cada uno coloreaba de una forma. Unos decían que Isi había rebañado desde dentro del área pequeña, otros que más allá del punto de penalty. Para unos, sólo era empujarla. Para otros era casi imposible pillar ese balón rebotado del palo, a media altura. "¡Y es de Cieza!", decía uno todo el rato.

Ser de Cieza. Quizás un argumento tan fiable como el de la experiencia para alinear a un futbolista. Desde ese gol, con Javi Flores ya evacuado de la banda y campando por la mediapunta, el Murcia cogió de la pechera al Hércules. Jairo desbordaba, Javi se soltaba, Isi levantaba la cabeza y elegía bien. Nos asentamos. De hecho, rondamos el gol de la victoria, y dio la sensación de que acabamos el partido un punto por encima de ellos en el apartado físico. En cualquier caso, el 1-1 ya es más de lo que se vislumbraba en el descanso, más de lo que nos gritaban los chicles momificados y el rostro de la cantinera. Ahora, gracias a uno de Cieza, estamos muy vivos. Pero no es que quede por hacer lo más difícil, es que queda todo por hacer. Calvos contra enanos. A por ellos.

Real Murcia: Iván Crespo, Jose, Pumar, Prieto, Acciari, Jaume, Álvaro Rey (Isi, 60’), Armando, Carlos Álvarez (Gerard Oliva, 84’), Garmendia (Jairo, 55’) y Javi Flores.
Goles: 1-0. Casares (39’). 1-1. Isi (64’).

1 comentario:

  1. Te mando mis felicitaciones, una vez más, siempre escribes lo que ves, con lo simple que es, escribir lo que uno ve, y no como otros, que escriben lo que les gustaria ver.

    Por cierto, tú en la otra vida, no serias, "poeta","novelista", o simplemente "artista", piensa, en lo dedicarte a la novela, aqui tienes un seguidor incondicional.

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