Rienda suelta


Real Murcia, 3; Jumilla, 0
El domingo 30 de agosto, un día después de que el Murcia empatara en casa contra el Villanovense y firmara un 1 de 6 puntos en sus primeras dos jornadas, le dirigí a un jugador de la pasada temporada la siguiente pregunta: "¿Y Aira?". Eran días en los que, miraras la mesa de Murcia que miraras, el nombre de nuestro entrenador estaba sobre ella. Murcia entera había puesto el nombre de Aira sobre la mesa que le pillaba más cerca. Yo a esas mesas las miraba con poco interés: la opinión de un aficionado sobre Aira puede llegar a interesarme relativamente, pero la opinión de un ex jugador del Murcia sobre Aira me interesa absolutamente. Se trataba de un ex jugador del Murcia que no continuaba en el equipo, pese a que su voluntad era seguir, y por ello cabía la posibilidad de que derramara cierto rencor hacia el entrenador que no había apostado por él durante el verano. Yo ya me preparaba para contextualizar un posible desahogo, para quitarle un grado de intensidad: al fin y al cabo, el futbolista es egoísta, y no suele perdonar al entrenador que lastima ese ego hiperdesarrollado.

El nombre de Aira estaba sobre la mesa de este ex jugador, y yo estaba convencido de que él apartaría ese nombre de un manotazo. Pero no lo hizo. Ésta fue su respuesta, textualmente: "¿Aira? Es un buen entrenador. Lo que mas destaco de él dentro del vestuario es su sinceridad, su claridad y su trabajo. No se casa con nadie. Han empezado mal, pero me extrañaría mucho que desconectaran de él. Hay buen equipo. A nada que entre la pelota y los nuevos cojan lo que quiere el entrenador, el equipo va a ir bien". Cuando un novio despechado te diga que su ex novia es una gran mujer, créele. En su momento, aquellas palabras fueron un subidón, pero ahora, además, se han convertido en profecía cumplida: ya vamos bien e incluso muy bien. Antes, nos sujetábamos a las riendas con las dos manos, tensionados, preocupados, pero ahora estamos muy seguros de nosotros mismos, y por eso de vez en cuando incluso nos atrevemos a llevar alguna rienda suelta. 

Contra el Jumilla, el equipo transmitió esa confianza que nunca fue distensión. Nos subimos desde muy pronto a las espaldas de Chavero y dijimos arre. Chavero obedeció, él nos llevó. En un estado físico pletórico, nuestro guapetón de telenovela se atreve a todo lo que antes se pensaba dos veces. Incluso a tirar un penalti a lo panenka se atreve, porque cuando pierdes todo miedo, muchas cosas bonitas ocurren. Debutaron Álvaro Marín y Hostench en los laterales, y esas bandas fueron delicadas: los dos demostraron que son gente de clase y que saben dibujar arcoiris con sus centros. El Murcia controló el partido más desde el poderío que desde la finura. Este equipo es vertical, este equipo no se enreda en florituras, más allá de lo que pueda ocurrírsele a Chavero. La tarde estaba mansa, pero no dio el salto a plácida hasta que Fran Moreno lo decidió. Un gigante atípico, es Fran, uno de esos jugadores que te apetece etiquetar enseguida por su físico, pero no, no puedes darte tanta prisa: tienes que esperar a verle detalles como el de segundo gol, la cesión altruista a su amigo Carlos Álvarez ante el portero, la asistencia filantrópica. Entonces ya puedes etiquetar: Fran es un discípulo de Richi.

En ese gol, Fran se aprovechó de una catastrofía en la defensa del Jumilla. Y sí, sí, catastrofía. Pero el tercer gol, el de Isi, no estuvo precedido por siniestro alguno: fue limpio y puro. Isi recibe, Isi encara, Isi la coloca allá lejos con el interior, allá en lugares remotos. Entonces, de tarde plácida se pasó a tarde festiva, aunque entre tanta butaca vacía sea muy difícil reconocer la celebración. ¿Y ahora? Ahora llega el partido más extraño de toda nuestra historia, el partido en el que el Real Murcia volverá a casa y descubrirá que han cambiado la cerradura y han colgado nuevos cuadros, y han puesto flores de plástico y lo han afeado todo. Calma, calma. Sólo queremos masacrarlos. Fantaseo con un único acto previo a la batalla: una procesión de Condomina a Condomina, portando el escudo a hombros, en un paso. Y al llegar a la Vieja, colocarlo bajo el gran letrero, y aplaudir. Simplemente aplaudir, y animar a nuestro equipo. Fantaseo con lo bello, pero soy muy realista con respecto a todo lo grotesco que nos arrojará esta semana y ese domingo en particular. El que aún conserve ideas románticas de infancia sobre esta tierra, quizás tendrá que revisarlas. Guárdate de Murcia, ese día.

Real Murcia: Fernando, Álvaro Marín, Ruso, Sobregrau, Hostench, Armando, Chavero, Germán Sáenz, Javi López (Isi 52'), Fran Moreno (Arturo 61') y Carlos Álvarez (Sergio García 75').
Goles: 1-0 Chavero, minuto 8; 2-0 Carlos Álvarez, minuto 60; 3-0 Isi, minuto 76.

1 comentario:

  1. No hay nada que desee más que ver la carota descompuesta del señor orondo, tras la derrota de su engendro.
    Ni penaltis, ni expulsiones ni nada va a poder con nosotros porque la justicia divina va estar de nuestro lado... del lado de los Buenos.

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