La venganza de Abel el Viejo


Murcia, 1; Cádiz, 2
Abel Gómez ya aparentaba tener 47 años cuando dejó el Murcia, en 2008. Ayer, celebrando su gol de la victoria de amarillo, me dio la sensación de que acababa de cumplir los 62, y de que ya se le duerme algún nieto en su regazo. Nueva Condomina le arrebató la juventud a Abel con aquel descenso salvaje a Segunda el año de Lucas Alcaraz, aceleró el ritmo de sus células. Nueva Condomina fue la que coloreó sus primeras canas, y él se vengó ayer arrebatándole también algo al estadio que lo envejeció, porque Abel arrebató la inocencia a un estadio que había permanecido virgen toda la temporada. Primera mácula en casa, pero ni siquiera primera decepción, porque el equipo no decepcionó. Empujó más, mordió más, merodeó más, pero en el último tercio de campo nunca encontró el interruptor. El 1-0 de Chavero a la salida de un córner fue la promesa de otra mañana feliz. Sin embargo, dos despistes inusuales en la portería y en el centro de la defensa donaron sangre a un Cádiz achacoso, del que no habíamos tenido demasiadas noticias hasta entonces. Me gustó que Abel renunciara a la pantomima de no celebrar su gol ante un ex equipo. Está muy bien celebrado. En tres de sus cuatro temporadas en Primera, este hombre descendió bien descendido (Murcia, Xerez, Córdoba), y esas heridas no se olvidan. Alguien así de dañado no puede ahorrarse ya bailes. Su venganza llegó tarde, pero llegó: Abel el Viejo le devolvió la cana al estadio que lo marchitó.

Real Murcia: Simón Ballester; José Ruiz, Tomás Ruso, Armando (Arturo, 83'), Hostench; Germán (Isi, 63'), Guilló, Rafa, Chavero; Carlos Álvarez y Azkorra (Sergio García, 74')
Goles: 1-0 (Chavero, 55') 1-1 (David Sánchez, 58') 1-2 (Abel, 74')

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