Bichos


Real Murcia, 0; Sevilla Atlético, 1
Qué se aprenderá en Sevilla, tuve que preguntarme. Qué te obligarán a aprender esas calles y callejones, esas esquinas, esas visitas al Dos Hermanas, con los correspondientes nativos de Dos Hermanas muy cerca del terreno de juego. A mí con 13 años un gitano de Murcia me dijo que le gustaba mi cazadora, y después me preguntó si le dejaba probársela. Así de amablemente me robó aquel gitano la cazadora. Qué te harán los gitanos de Sevilla con 13 años, tengo que preguntarme, cómo te robarán allí la cazadora. Cuáles serán las lecciones que en Sevilla aprenden antes que nosotros para llegar años después tan por delante, en pillería. Un darwinismo específico, pienso: sólo los más listos sobreviven, sólo los más espabilaos, y estos que vimos en Nueva Condomina son, simplemente, los que sobrevivieron. Recuerdo las palabras que le escuché una vez a Raúl Cascini, ex futbolista argentino: "En el fútbol tenés que ser bicho. Si no, olvidáte". En el Sevilla Atlético, todos son bichos, tan pronto. Mecanismos activados desde la adolescencia, desde aquellas primeras visitas a Dos Hermanas: en cuanto un jugador del Murcia le hacía falta a uno de ellos, todos salían disparados a presionar al árbitro para la tarjeta, entre chillidos histéricos. Una coreografía perfectamente ensayada, como las pérdidas de tiempo, con estremecedores revolcones por el suelo. Todo fue calcado a la escenificación de la primera vuelta. Estos no eran capaces de fingir el llanto, sino que eran directamente capaces de llorar de verdad, de sentirlo, a ese nivel llegaban en el arte de la interpretación. Y además tenían a uno que la pisaba, que es algo que en esta categoría no se ve. La pisaba, la escondía, te hipnotizaba. Primero lo nombré por su número y alerté de ese número a otros humanos: "Ojo con el 11 de ellos". Finalmente, también me interesé por su nombre, que resultó ser Ivi. Estos bichos son un gran equipo, pero el Murcia, a su estilo, sin Ivis, sin pisar el balón, mereció al menos el empate. En la segunda parte, sobre todo, tuvimos ritmo y agresividad de equipo que asciende. Lo que pasa es que la imaginación y el acierto en los últimos metros no estuvieron al mismo nivel. Al final, ellos volvieron a revolcarse por el suelo, de alegría, y nosotros nos quedamos en silencio, sintiendo una punzada de frío. Es que sí, sí, nos habían robado la cazadora.

Real Murcia: Fernando, José Ruiz, Satrústegui, Armando, Hostench, Guilló, Chavero, Rafa de Vicente (Germán Sáenz 55'), Javi López (Sergio García 62'), Fran Moreno (Arturo 74') y Carlos Álvarez.
Goles: 0-1 (Curro, 28').

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