Un gigante viene a verme


Real Murcia, 1; Marbella, 1
El Murcia quiso ganar el partido con muy poco, concretamente regalando la posesión al Marbella durante todo el partido y viviendo de un penalti desértico provocado en un saque de banda. Eso, sin apenas una ocasión que lo rodeara, era efectivamente muy poco, pero suficiente para ganar un partido de fútbol y mandarnos a todos a casa muy callados y muy contentos. "Con qué poco hemos ganado", nos habríamos dicho a nosotros mismos, sonriendo. Lo que pasa es que cuando en uno de los muchos córners y merodeos nos empataron, el muy poco cambió de signo y nos pareció excesivamente poco. Entonces lo que nos preguntábamos a nosotros mismos era: "¿Con tan poco queríamos ganar?". Sí que queríamos, sí, muy lícitamente, y por eso Adrián quitó a un delantero y metió a un defensa con el 1-0 en la segunda parte, sin que nadie protestara demasiado. Pudo haber acabado el partido así, tranquilamente, pero por lo general es necesario hacer muchas más cosas bien para llevarse un partido de fútbol. Sin el resultado avalando, el tratamiento de usted al Marbella confunde un poco. Se supone que el Murcia apostó por el contragolpe pero o no supo armarlo nunca o no quiso realmente, lo cual derivó en que el juego del Murcia fue muy parecido a encerrarse y poco más. Fue un buen encierro, por cierto, sin excesivas fisuras. El Murcia se replegó como esperando a los Globetrotters, y ojo porque lo mismo el Marbella de los ex linchados Dani Pérez y Manel es realmente un equipazo al que hay que jugarle así. Pero qué felices debieron ser los centrales del Marbella llegando con el balón controlado hasta el centro de un campazo como Nueva Condomina sin que nadie les presionara. Qué respeto debieron sentir. "Hostia, el Real Murcia nos está esperando aculado en su campo como si fuéramos los Globetrotters. A ver si es que somos de verdad los Globetrotters". 

El otro día estuve viendo el maravilloso documental de #Vamos sobre los centrales más leñeros de la historia del fútbol español. Benito, Migueli, Pablo Alfaro... y también Ramón Aguirre Suárez, el legendario carnicero del Granada de los 70 que llegó a España tras ganar tres Libertadores consecutivas con Estudiantes de la Plata, compartiendo equipo con un centrocampista llamado Carlos Alberto Bilardo. El miedo que le tenían los delanteros a Aguirre Suárez se resume bien en esta historia: cuando Carles Rexach iba en el autobús camino de algún Granada-Barcelona en Los Cármenes y pasaba por delante de la plaza de toros, pensaba: "Qué suerte tienen los toreros". Aguirre Suárez murió hace unos años, pero tras el documental me picó la curiosidad y empecé a buscar algo más sobre él. Tenía fama de parco en palabras y poco dado a las entrevistas, pero logré rescatar una en la que regalaba este elogio a Osvaldo Zubeldía, el entrenador de aquel Estudiantes tricampeón entre 1968 y 1970: "La gran virtud de Osvaldo fue preocuparse poco por el rival".

¿Son los Marbellas de este mundo así de gigantes o los hacemos nosotros gigantes al tratarlos como gigantes?

Real Murcia: Lejárraga, Álvaro Rodríguez (Dorrio, 27'), Armando, Antonio López, Edu Luna, Iván Pérez; Manolo, Juanma, Josema (Álex Melgar, 67'), Toril (Kevin, 60') y Chumbi.
Goles:  1-0. (Armando, de penalti, 33') 1-1 (Lolo Pavón, 63')

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