La ilusión


Oliva B (@beandtuit)
Real Murcia, 0 ; Yeclano Deportivo, 1

Me lo dijo Ramón Carreño durante una conversación de tanatorio, en ese contexto tan distinto a todo. Dentro de la sala, en un momento con poca gente y cierta calma. Me lo dijo Ramón Carreño, uno de esos tipos que siempre dice algo cuando habla y de los que uno siempre aprende cuando dice algo. Hablábamos, por algún motivo, de la casa de la playa que se han comprado su hijo y su nuera, amigos nuestros, padrinos de Martín. Que si las habitaciones y las vistas, que si la ubicación, que si el fresco, quizá también que si los sofás o algo de eso; hablábamos de ese tipo de cosas normales de las que se habla en una situación así cuando, de repente, don Ramón se paró un momento y me lo dijo: “Lo más importante es que están ilusionados, Alejandro”. Y también me contó entonces, en apenas dos minutos, su pequeña gran historia de ilusión y desilusión, pero mientras lo escuchaba yo no dejaba de pensar en cómo podía tener tantísima razón ese señor: da igual que sea una casa, un trabajo, el compañero nuevo o la vecina de enfrente. Da igual que sea el gimnasio, los bolos huertanos, una caminata al atardecer, Pasapalabra o un puñado de nueces de macadamia. Lo más importante es la ilusión. Así me lo dijo. En ese contexto tan distinto a todo. Se hizo entonces un silencio breve, mientras veíamos cómo la sala empezaba a llenarse. “Eso es lo más importante, Alejandro”, repitió. Después, miró una vez más a la zona donde se encontraba el féretro y se despidió de mí dándome la mano. 

“Quedan 32 horas para que juegue el Murcia, Olivica”, me dijo Martín justo cuando quedaban 32 horas para que jugara el Murcia, claro. Su largo y feliz verano de niño ya ha pasado a ser, además de un verano, la espera de algo. De ver jugar a su equipo. Es algo extraordinario, arrollador. ¿Existirá algo más poderoso en el mundo que la ilusión de los 11 años? Seis años después, con la misma emoción (y más lágrimas) he vuelto a leer este verano ‘Quedará la ilusión’, el libro que recoge las cartas que se enviaron a diario Galder Reguera y Carlos Marañón durante el Mundial de Rusia 2018. Con el precioso pretexto de reflejar por escrito el primer mundial que iban a disfrutar con sus hijos mayores, Reguera y Marañón crean una joya en la que enfrentan la ilusión de los pequeños, y su propia ilusión mundialista recuperada puntualmente cada cuatro años, con la responsabilidad de la paternidad, las dudas para afrontar la segunda parte de la vida, los puñetazos de realidad cuando todo empieza a complicarse. Es un partido disputado, a tumba abierta, con muchas variaciones en el marcador, lleno de goles, claro –“me pasaría la vida viendo goles”, dice mi amigo Carletto— y que sólo podía terminar en empate. La ilusión sale al rescate de todo lo que vamos perdiendo por el camino; siempre bien alimentada por el recuerdo de las camisetas más bonitas, los himnos, los goles, las banderas, la nostalgia, las pequeñas historias detrás de cada país. Da igual que ya no podamos ver todos los partidos, porque el fútbol a cierta edad se parece más a la amistad que al propio fútbol. Al menos ese fútbol que, aunque no sea tan poderoso como la ilusión de los 11 años, nos permite viajar en el tiempo para volver a sentirla temporada tras temporada. 

Pero el rival histórico de la ilusión no es la desilusión, sino la realidad. Al menos en el Murcia. Y justo 32 horas después de que Martín me anunciara que jugábamos, la realidad empezó a golpear. En Nueva Condomina, el ilusionante Murcia, que recibía al Yeclano ante más de 15.000 personas, arrancó valiente y bien colocado, con muy buena pinta, pero toda nuestra ilusión la estrelló en el larguero Juan Carlos Real al cuarto de hora. La realidad suele ser así, un tiro al palo, como mucho. La realidad es un equipo enfrente bien trabajado, casi siempre correoso, que te conoce y no te deja jugar. La realidad es también un dueño que ha salvado al Murcia –agradecimiento eterno a don Felipe— pero que, de momento, tiene una idea de negocio –y se ha ganado el derecho a tenerla— muy alejada del sueño murcianista de construir un equipo con cimientos y alma, reconocible, un equipo fuerte a largo plazo, que no suba categorías por subirlas, sino para quedarse. El equipo que nunca hemos sido. Y la realidad es, además, tristemente, esa parte de la afición impaciente y nerviosa que alimenta ese fútbol cortoplacista y que, desde el primer partido, recién terminado agosto con 17 fichajes, ya exige refuerzos en invierno (¡!). La realidad, en la ciudad de Murcia, es un bloque sólido, sin apenas fisuras para la ilusión. Lo sorprendente es que siempre encontremos una grieta para seguir ilusionados, que nunca hayamos dejado de hacerlo. Es un partido que todos los veranos terminamos ganando, el de volver a ilusionarnos con que algún día ese balón al larguero botará dentro. Con que algún día el dueño piense que el mejor negocio posible consista en armar un equipo con alma; con que algún día –y para esto la verdad es que hay que pincharse ilusión en vena— la mayoría de la afición tenga la paciencia necesaria para dejar construir ese equipo. Volvimos a salir decepcionados del estadio el domingo, el desengaño ya es una costumbre endémica en Nueva Condomina. ¿Pero cómo todos esos chavales, de 9, 13, 17, 22 años, pueden seguir ilusionados después de tantísimas hostias en casa? En su recuerdo sólo puede haber un par de alegrías mayores entre una treintena de trompazos serios. La respuesta, sin duda, también me la dio Ramón Carreño en aquella conversación de tanatorio, en ese contexto tan distinto a todo. No hay nada más importante en la vida. No existe nada más poderoso que la ilusión de los 11 años y la magia del fútbol para viajar en el tiempo y volver a sentirla temporada tras temporada. Creo que, en cuanto termine de escribir esto, voy a preguntarle a Martín cuánto queda exactamente para que vuelva a jugar el Murcia.

Real Murcia: Gazzaniga; David Vicente, Antxón Jaso, Andrés López, Cadete; Yriarte, Larrea (Ben Knight, 45'); Pedro León (Rojas, 62'), Juan Carlos Real (Cadorini, 76'), Loren Burón (Palmberg, 76'); Carrillo (Pedro Benito, 62').

2 comentarios:

  1. Algunos jamas perdemos la ilusion por muchos reveses que nos de el destino , y este año estoy convencido que sera el del ascenso .
    Un abrazo

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  2. Buenas! Podrías seguirme en Twitter para escribirte por MD? @rubenparra_

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