Autovía de Albacete


Guijuelo, 2; Real Murcia, 0
"Volverán otras áreas de servicio / a aliviar mi largo caminar / Pero aquéllas que aprendieron nuestros nombres / aquéllas no volverán". Una lágrima baja por las mejillas del conductor del autobús del Murcia: acabaron sus aventuras por el noroeste, tantos atajos aprendidos, tantos camareros que terminaron siendo confidentes. Y, misteriosamente, todavía ninguna editorial se ha puesto en contacto con él para documentarse y empezar a darle forma al merecido libro de viajes de esta temporada. Eventuales capítulos como 'Gijón revisitada (diez veces)' o 'Diferencias entre la vaca asturiana y la gallega desde mi ventanilla' serían lo suficientemente atractivos para el gran público, pero seguramente la marginación del Murcia llega también al mundo literario.

Nos despedimos de la España húmeda en la España menos húmeda del grupo, la más cercana a Puerto Hurraco. Cero vacas y muchos cerdos en Guijuelo, un norte semiextremeño, un norte marrón. Según dicen, el sol que compareció a la hora del partido fue un sol extremeño del todo, y bajo él sucumbimos. En realidad, a esta batalla nos presentamos sin mirada de héroe, porque la posibilidad de asegurar la segunda plaza no seducía lo suficiente. Esa motivación, escasa, era vencida fácilmente por el temor a que el césped artificial mordiera los músculos de algún jugador importante. Por eso, para no arriesgar a dos semanas del playoff, jugó gente que no suele jugar, y hasta Xavi Marqués tuvo minutos después de nueve meses de ostracismo en los que llegamos a pensar que estaba encerrado en la cárcel de Campos del Río. También hubo minutos para Satrústegui, el más feliz de los nuestros ayer, porque tras siete meses de baja, su rodilla vuelve a estar lista para la guerra. Teniendo en cuenta que David Prieto ha relajado su nivel en esta segunda vuelta, no hay que descartar que Satrus okupe la plaza de titular que ya era suya cuando cayó lesionado.

El locutor sonó muy optimista al principio, el Murcia llega, el Murcia está cerca del gol, pero esa chispa duró sólo diez minutos. Después, se habla de superioridad local, e incluso un jugador del Guijuelo llamado Chuchi declararía muy convencido después: "Les hemos pegado un baño". Resulta chocante, casi excepcional, escuchar a un jugador pronunciando la palabra 'baño' para resumir un partido, y por ello no nos queda más remedio que creerle. Tampoco duele demasiado que el así llamado Chuchi esté en lo cierto: era éste un partido que habíamos comenzado a olvidar antes incluso de que se disputara.

Aunque el de Guijuelo era el desplazamiento más cercano de la temporada (!), aparecía en nuestro subconsciente como el más remoto, el más fatigoso. Costaba mucho centrar toda la atención en este partido, porque la atención se nos desparrama por otros grupos de Segunda B y anticipa ya el cruce de playoff. De hecho, es posible que sólo una persona de la expedición del Murcia haya vivido este viaje como algo realmente especial, no una fastidiosa exigencia del calendario, sino el broche a un trabajo bien hecho, la misión definitivamente cumplida. Hablo, claro, del conductor del autobús del Murcia. Porque a ese hombre le dijeron en agosto: nos han desterrado, nos han mandado a jugar a Rusia y por eso necesitamos que nos lleves cada dos semanas a Rusia y que nos traigas sanos y salvos de Rusia. Y él lo ha hecho. Y puede que le haya cogido el gustillo. Y puede que el último equipo que nuestro conductor quiera ver en playoff sea el Hércules, ahí tan cerca, a ochenta míseros kilómetros.

Real Murcia: Fernando, José Martínez, Sobregrau, Víctor Ruiz, Pumar (Satrustegui, min. 78), Álvaro Rey (Xavi Marqués, min. 55), Armando, Garmendia, Rubén Sánchez, Gerard Oliva y Carrillo (Isi, min. 55).
Goles: 1-0, min. 35, Gonzalo. 2-0, min. 56, Valero.

PD: Ya no rueda sino vuela nuestro autobús

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