La fortuna de que se caguen en tus muertos


Luis María Valero

El Ejido 2012, 0; Real Murcia, 2
Buenas noticias: ya se están cagando en los muertos del Murcia, ya nos están llamando hijos de puta y es cuestión de tiempo que pasen al hijos de la grandísima perra, para nuestra fortuna. Mi sueño es que allá por mayo se avance de nivel, que verdaderamente se evolucione y que en algún rincón de Andalucía alguien murmulle mi insulto favorito, que es originario de Serbia: "Me cago en tu madre, tu semilla y tu tribu". Se repiten los pasos de una vieja lógica: si juegas contra la Balompédica Linense y de repente les conceden un penalti dudoso, llamas hijo de puta al árbitro; pero si juegas contra un equipo importante, contra ese equipo que más temes en tu calendario, entonces ignoras al árbitro y atribuyes la concesión de ese penalti a una grandeza difusa que esparce como un gas ese determinado escudo. ¿Te acuerdas de aquel robo en el Bernabéu, una noche de enero de la 2003/04? Sí sí, aquella noche en la que Daniel Jensen jugó como un danés, siendo danés. En aquel robo los primeros "hijo de puta" y los primeros "tus muertos" no fueron para el árbitro, un tipo con aires de cabrero que se llamaba Fernando Teixeira Vitienes. No no, los insultos fueron para el Madrid: era él quien nos robaba, era su escudo el que esparcía el gas. Es siempre un honor que los foráneos sigan temiendo nuestro gas, sobre todo en tiempos en los que quizá sea lo único que nos quede. Cuando tengas ganas de tirar la toalla, piensa en esto: un ejidense llamado Rovira al que le quedan obscenamente cortos los pantalones del traje en su foto de perfil piensa que nuestro escudo es el que le ha robado, incluso cuando nadie robó al Ejido, incluso cuando el penalti del 0-1 fue clarísimo. Fíjate si seremos grandes, fíjate si nos queda todavía gas. No somos el Linense, ese equipo dignísimo pero apenas merecedor de insultos. No, no, somos el Real Murcia, esos hijos de puta que vienen y te ganan, o que al menos vienen y te asustan, porque quieren ganar con un hambre que nadie tiene en estas catacumbas. Vienen y a veces incluso te menean, como de hecho ocurrió en El Ejido, al que zarandeamos con solvencia. Más ocasiones tuvo el Murcia que años de existencia tiene El Ejido. Qué menos que insultarles, piensan los Roviras. Qué menos (y aquí regreso a Serbia) que soltar algo tipo "me cago en todos los de la primera fila de tu funeral". El Murcia. El Temido.

Hora del almuerzo en el MiniBar con Javi. Ahí vienen las tostadas. Ya hemos hablado de la rubia alta que viene cada día a la misma hora a pedir un café para llevar, ya hemos hablado también de trabajo, y queda de repente un silencio gris en el que me gustaría que él comenzara a sentirse cada vez más cómodo. Pero todavía quiere llenar la nada, y pregunta: "¿Has leído que ya no estamos pagando a los futbolistas? ¿Cómo lo ves?". De eso no sé qué decirte en estos días. Hijos de puta, Javi. Siguen llamándonos hijos de puta a nosotros y no al árbitro, eso es lo que importa. Seguimos siendo grandes, seguimos jugando un partido de fútbol cada semana, vestidos de grana y blanco, con el viejo escudo de siempre. Mi padre nunca entra a la iglesia en un funeral, y yo cada vez me parezco más a mi padre. Déjame ser cobarde, Javi, déjame no pensar en lo que me hace daño. Déjame pensar sólo en una tarde de junio en la que recibiremos los insultos finales: los más hermosos.

Real Murcia: Mackay; José Ruiz, Hugo Álvarez, Charlie Dean, Nahuel; Maestre, Corredera, Alfaro (Julio Delgado, 91'), Héber Pena (Miñano, 73'); Aquino y Curto (Manuel, 77').
Goles: 0-1 (Aquino, de penalti, 21') 0-2 (Manel, 82')

No hay comentarios:

Publicar un comentario