Los polacos


Alejandro Oliva (@betandtuit)

Ucam Murcia, 2; Real Murcia, 1.
Cuentan que cientos de polacos se han hecho con una pequeña parte del Murcia, y me parece algo maravilloso. Pero no he querido saber mucho más del tema, no he querido pinchar en la noticia, no he querido ampliar mis conocimientos sobre esos polacos, sobre por qué cojones unos polacos se han hecho con una pequeña parte del Murcia. Es una noticia que he recibido con más ganas de ilusión que de información. Hay unos cuantos polacos que tienen una parte del Murcia, y no sé muy bien por qué, ni quiero saberlo. También hay italianos, muchísimos, e ingleses, y americanos, y más de mil húngaros (ojo), pero de todo eso no he querido informarme demasiado. Lo primero que me impactó, lo que me llegó al corazón, fueron los cientos de polacos. Me imagino a ese polaco despertándose el domingo en Lodz o en Cracovia, ligera resaca, pelo revuelto, zapatillas de paño, con una sonrisaza que no lo cabe en la cara al pensar que su equipo (sí, SU EQUIPO), juega esa mañana. “Me cago en el copetín”, me imagino al polaco diciendo ilusionado, católico, claro, futbolero, sonriente, resacoso, hoy jugamos, sísísí. Me imagino al polaco encendiendo el ordenador por si hubiera manera de ver jugar a su equipo (sí, SU EQUIPO), ahora que le pertenece, ahora que tiene una pequeña parte del centenario Real Murcia. “En el copetín me cago”, me imagino, al polaco, al ver que nada, que no, que no hay tele, bueno, a ver si ganamos, al menos, a ver contra quién capullo jugamos hoy. Me imagino al polaco leyendo ‘Ucam Murcia’ y pensando, la virgen de Czestochowa, que es un derbi, el otro equipo histórico de la ciudad, será, pensaría el polaco, viniéndose arriba, partidazo, su puta madre, habrá que ir a Murcia a ver un derbi de esos, habrá que mirar vuelos. Me imagino al polaco leyendo en Wikipedia sobre el así llamado Ucam Murcia Club de Fútbol, nacido en 1999, ah, pijo, de histórico nada, nacido como Murcia Deportivo, y luego Los Garres, y luego Rincón de Seca, y luego Costa Cálida-Beniaján Club de Fútbol, la virgena, qué equipo, y luego Sangonera La Verde, ya en 2011. Y ese año, por fin, Universidad Católica de Murcia Club de Fútbol, toma ya, universidad católica nada menos, imagino al polaco, a las 11:50 en Wikipedia, investigando al rival antes del derbi, con un café, resacoso, cagándose en el copetín, qué casualidad, 2011, justo a la temporada siguiente de que el Murcia, su equipo, entrara en concurso de acreedores y se acercara a la liquidación; qué bárbaro, no cuando su equipo estaba en Primera tres años antes, no entonces, no, universidad católica sólo al ver negocio, universidad católica sólo al verlo morir. Me imagino al polaco llegando a ese detalle, o no, porque en realidad es un detalle en el que apenas ha reparado ningún murciano en todos estos años. Imagino al polaco lavándose la cara y abriendo el mismarcadores, o algo de eso, allí en Polonia, en Lodz o en Cracovia, y abriendo el twitter del Murcia, ilusionado, un puto derbi, socio, mi equipo, sí, mi equipo centenario, porque cientos de polacos se han hecho de pronto con una pequeña parte del Murcia, y me parece algo maravilloso; en 94 países ahora hay gente con una pequeña parte del Murcia, casi 21.000 personas repartidas por todo el mundo tenemos ahora una parte de nuestro equipo. Pero es un tema del que no he querido saber mucho más, no he querido tener más información de esta movida tan bonita, quizá porque el Murcia, todo lo que rodea al puto Murcia, me emociona tanto que se me saltan las lágrimas sólo de pensar en que pueda llegar a salvarse.

El Murcia se ha hecho global y respira, al menos, pero el Murcia de Herrero se presentaba al derbi algo tocado deportivamente, después de que el Cartagena destrozara en los 20 últimos minutos su solidez, su espectacular solidez de las 12 primeras jornadas. Y en los 20 primeros minutos del derbi se alargó ese destrozo. El Murcia saltó a La Condomina con la solidez hecha pedazos, como si esos dos goles del Cartagena hubieran despertado todos los fantasmas, todos los desastres perpetrados por esa banda de hijos de la gran puta que formaron una plantilla de buenos futbolistas a los que sabían que no iban a pagar; como si hubieran aparecido todas las lagunas que debe tener un equipo que no cobra, que entrena en campos de mierda y que ha pegado con pegamento sus balones descosidos. Y el Ucam se aprovechó de la situación, claro, y el partido se convirtió así en un resumen de estos últimos años en los que el buitre sobrevuela y espera, en silencio, sin hacer ruido, sin otra misión que esperar la muerte del Murcia. Y siempre ayudado por un córner que no es, y por un gol tonto en propia puerta, y por un penalti no pitado. Un resumen de estos años. El buitre, que diga el Ucam, fue muy superior en esa primera parte y pudo hacer la herida más grande, con oficio, con plantilla seria que cobra al día y con un pedazo delantero como Titi, con la solidez que proporciona un proyecto tan serio en lo deportivo como muerto en todo lo demás. Pero en la segunda parte, cuando nos temíamos lo peor, su extremo Isidro Ros, futbolista interesante pero con una discapacidad emocional aún más interesante, futbolista tan desequilibrante como necio en todos los sentidos de la palabra, nos metió en el partido al ver la segunda tarjeta, por fin, casi buscándola, después de haberla merecido cuatro veces antes. Y ahí el Murcia no sólo pudo empatar, ahí el Murcia debió ganar. Arrolló y acorraló al buitre, y no lo goleó porque este Murcia frágil atrás tiene el mismo problema que el Murcia sólido atrás: no hace un gol a nadie, nunca, por mucho que llegue, por mucho que tire. Ahí volvió a encontrar, además, a un rival magnífico en defensa, rocoso, y que recordó a ese viejo chiste que arrastra la Universidad Católica de Murcia desde su origen: ni es universidad, ni es católica, ni es murciana. Un equipo de mercenarios de barrio de gran ciudad andaluza no hubiera jugado de manera más rastrera y zafia, y los valores universitarios, católicos y murcianos se volvieron a quedar en el nombre. La afición murcianista, en cambio, pareció tomarla con los suyos, a pesar de que no pudieron hacer más por empatar el partido. Y empezó a tomarla con Herrero, a pesar del magnífico trabajo de sus primeros meses, a pesar de que ante los dos ogros del grupo sólo ha perdido por la mínima. Pero esto es Murcia, señores polacos. Pasen y vean, pasen y actúen, si pueden, únanse a los italianos y a los húngaros o algo y cambien el rumbo del club. Porque aquí hemos tenido a todo tipo de maleantes y de sinvergüenzas, ladrones de altos vuelos y estafadores de barrio, por aquí ha pasado todo tipo de hijo de la gran puta intentando sacar tajada hasta de la miseria, pero también hemos tenido siempre una grada llena de sabios que ha dinamitado cualquier intento de proyecto deportivo. Ellos son murcianos, no siguen al equipo desde Lodz ni Cracovia, pero parecen incapaces de comprender cuál es la situación extrema del Murcia, cómo está de hundido el club. Desahuciado, en las últimas y, además, con un buitre que sobrevuela paciente, sin hacer ruido, sin otra misión que esperar nuestra muerte. Un buitre que ha visto, de pronto, cómo hemos recibido el apoyo de casi 21.000 almas repartidas por 94 países. Cómo, de pronto, cientos de polacos se han hecho con una pequeña parte del Murcia, en una movida de la que he preferido no saber mucho más, no tener más información, quizá porque todo lo que rodea al puto Murcia me emociona tanto que se me saltan las lágrimas sólo de pensar en que podamos llegar a salvarlo.

Real Murcia: Mackay, José Ruiz, Charlie Dean, Hugo Álvarez, Forniés (Manel, 62'); Maestre (Armando, 81'); Josema, Juanma (Héber Pena, 45'), Corredera, Alfaro; Chumbi.
Goles: 1-0 y 2-0 (Emilio Butragueño), 2-1 (Manel, 82').

2 comentarios:

  1. Gdyby Karol Józef Wojtyła podniósł głowę, spalił ten uniwersytet przy pomocy gniewu Bożego

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  2. pieprzona matka murcia copon

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