Una
canchita en mi pueblo, Serodino, en la provincia de Santa Fe. Serodino tiene
unos 5.000 habitantes, y por allí jugaba con amigos y compañeros. A esa canchita
íbamos todos los días después de comer, y jugábamos con la pelota toda la
tarde, hasta la noche. Toda mi infancia era jugar a la pelota. Iba a la escuela
y a veces el profesor me hacía una pregunta que yo no sabía, y como siempre me
veía jugando al fútbol, me decía: “¿Pero la pelota te va a dar de comer?”. Se
refería a que debía estudiar. Yo tenía el fútbol metido en las venas. No había
móviles, ni computadoras, así que sólo teníamos la pelota.
¿Cómo fueron tus inicios en el
fútbol?
Yo
estaba siempre jugando en mi pueblo, y después di mis primeros pasos más serios
en el club de acá, el Club Atlético Belgrano. Allí estuve hasta los 15 años. En
el equipo de Primera División jugué un solo partido, en el que ganamos 1-0 y yo
metí el gol. Pero yo siempre jugaba en el equipo de abajo. A partir de ahí,
muchos le dijeron a mi padre que me tenía que llevar a probar a Newell’s Old Boys,
un club muy importante de Rosario, del que por ejemplo salió Messi. Mi padre me
llevó, y tuve la suerte de que me fueron bien las cosas, así que mi vida la
hice en Newell’s desde los 15 años. Además de Messi, de allí han salido grandes
jugadores como Jorge Valdano, Pochettino, Batistuta, y muchísimos más… Mi
padre, Abel, que hoy tiene 87 años, y mi madre, Juana, que tiene 84, eran gente
humilde, trabajadora, y no podían ayudarme mucho, pero yo me las ingeniaba.
Estuve trabajando un tiempo de pintor para pagarme el pasaje para ir a Rosario
a entrenar. Hice muchos sacrificios, pero al final valió la pena. Pasé por
todas las escalas inferiores de Newell’s hasta debutar en Primera con 18 o 19
años. Llegué a jugar en la selección juvenil argentina con 19 años. Fuimos a
jugar el Preolímpico a Brasil, y quedamos terceros. Después, a los 20 años ya
me fui a España.
Delantero,
normalmente por el centro o por banda izquierda. Yo hacía goles, se me daba
bien. Lo típico de mi juego era conducir el balón controlado, driblar, ir
adelante con velocidad. Siempre buscaba el área contraria, pero no era egoísta,
también me gustaba pasar el balón. Tenía buen disparo, le pegaba con las dos
piernas, por eso jugaba muchas veces por la izquierda, aunque yo era diestro.
Le pegaba mucho con el exterior, que era algo que llamaba la atención de mis
compañeros. Usaba ese tipo de golpeo para sacar córners o faltas, y no era algo
muy común. Muchas veces se jugaba con dos delanteros y había que moverse por
ese frente, aunque yo siempre he ido más por el lado izquierdo. Me hacían
muchas faltas al borde del área, y penaltis.
¿Coincidiste en Newell’s con
Marcelo Bielsa?
¡Claro
que sí! Fuimos compañeros en el equipo de abajo de Newell’s, el reserva, no en
Primera. Salimos campeones en la Tercera División, tras jugar la final con
Rosario Central. Tenía mucha confianza con Marcelo, aunque ahora hace muchos
años que no lo veo. Es de la misma zona que soy yo. Era un defensa, un 2, y no
era mal jugador. Ya era un personaje en aquella época. Iba un poco a su bola,
era un bohemio. Tenía cosas raras. Cuando Marcelo iba a convertirse en
entrenador, un compañero de Newell’s de aquella época que luego sería campeón
del Mundial 86 con Argentina, Ricardo Giusti, me dijo que no podía creérselo.
“¿Marcelo Bielsa entrenador? ¿Pero cómo va a ser entrenador?”. Lo teníamos por
un tipo raro.
Llegas a España. 1977-1981:
tus años en el Hércules. ¿Cómo se gesta el fichaje?
Vino
casualmente a Argentina un técnico del Hércules a ver cinco delanteros, y entre
ellos estaba yo. Entonces el Hércules estaba en Primera División. En ese
momento andaba muy bien: era el goleador de Newell’s e incluso sonaba para ir a
la selección. Y bueno, me eligieron a mí. En una semana se hizo la operación.
Newell’s no me quería vender, porque era muy joven, y en esa época no era tan
normal ir de pibe a Europa, pero se dio. Fue todo muy rápido, no dio tiempo ni
a pensarlo. Yo estaba viviendo en Rosario con un compañero de Newell’s, y vino
a visitarme mi madre diciéndome que habían dicho por la televisión que un club
europeo me quería fichar. Yo le dije a mi madre que no, que no podía ser yo…
Pero era verdad. Fui el último que se enteró.
¿Cómo recuerdas ese primer viaje
a España?
Difícil.
El avión hizo escala en Brasil, y el viaje se me hizo eterno hasta llegar a
Madrid. Yo mismo me preguntaba durante el viaje: Madre mía, ¿Pero dónde voy a
jugar? Me pareció que España estaba muy lejos, muy lejos. Me cambió todo. Lo
pasé muy mal, porque lo había dejado todo en Argentina: mis padres, mis amigos,
todo. Sólo yo sé lo que pasé. Lloraba muchas noches, y me quería volver a casa.
Era muy joven, cumplí justo los 21 años al poco de llegar a España. Pero bueno,
había elegido esa profesión, y debía tirar adelante.
¿Cómo vivieron tus padres que
te vinieras a España?
Mi
madre aún hoy me dice que pasó veinte años muy mal, mientras yo estaba en
Europa. Me tenía allá, y le fue muy complicado. Ya sabes cómo son las madres… Mi
padre habrá sufrido también, pero lo llevó mejor, porque es futbolero, y le
gustaba que hubiera elegido esa profesión. A los cuatro meses de estar en
España, tuve que pedir al presidente del Hércules, José Rico Pérez, que trajera
a mi madre a Alicante, porque me sentía muy mal. Rico Pérez me trató como a un
hijo, y la trajo a España. Mi madre estuvo un par de meses viviendo conmigo, y
eso me ayudó.
Hiciste tu vida en España
Me
casé con una chica española, me separé, tengo dos hijas y tanto ellas como mis
nietos están en España. Querría hacer un agradecimiento a mi familia por todo
lo que me han ayudado…
Adelante
Quiero
darle las gracias a mis hijas Jéssica y Marina, que no me vieron jugar, y a mis
tres nietos, que me acompañaron en el homenaje que me hizo recientemente el
Real Murcia. Son Jorge, Aroa y Álex. También quiero darle las gracias a mi pareja,
Andrea, con la que estoy ya varios años. Y por supuesto a mis padres. ¿Qué
puedo decir de mis padres? Quiero agradecerles todo lo que han hecho por mí.
Quiero dedicarles esta entrevista con mucho cariño. Doy gracias porque todavía
los tengo, y quiero disfrutarlos lo más que pueda.
En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España, tras la dictadura. ¿Qué sensación te transmitió el país?
Yo
venía también de una dictadura en Argentina, estaban los militares, y ya sabes
cómo son esos regímenes… aunque yo no tuve problemas allí. España me pareció un
paraíso. Siempre se lo decía a mis padres por carta, porque hablar por teléfono
era una odisea. Me gustó mucho España, la gente era encantadora. Era un país
mucho más adelantado en todo, se notaba que estaba progresando. Había mucha
libertad. Me fui muy joven, y el presidente del Hércules me cuidó mucho, pero
aun así, hice un poco de las mías… Cosas de la juventud. El presidente me llegó
a poner hasta un detective, porque decían que salía mucho por las noches. Era
difícil no hacerlo, con esa edad, y además, es una zona con muchos boliches...
Caí bien a la gente y me aguantaron muchas cosas.
Jugaste poco en esos inicios
en el Hércules
El
primer año jugué poco porque hubo problemas con el papeleo. En aquella época se
permitía que jugaran dos extranjeros en Primera División, y el Hércules me
compró porque pensaba que a uno de los extranjeros que ya estaba allí le
permitirían jugar con nacionalidad española. Pero finalmente no se pudo, y
claro, me quedé un tiempo sin jugar. Al menos me sirvió para adaptarme. Lo pasé
mal, en todos los sentidos. Me costó adaptarme, futbolística y físicamente.
Poco a poco vas creciendo y
jugando cada vez más en Primera División
Con
la ayuda de la gente del club, sobre todo del presidente, y de compañeros,
logré adaptarme. La segunda temporada en el Hércules ya fue buena, igual que la
tercera y la cuarta, con el equipo consolidado en Primera. Fueron las mejores
temporadas de la historia del Hércules. Sobre todo la última fue cuando
exploté. Anduve muy muy bien. Te digo más: Luis Aragonés habló conmigo para
llevarme al Atlético de Madrid, y yo me puse muy contento, porque era un equipo
muy importante. Pero resulta que al terminar la temporada, Aragonés se pelea
con el presidente del Atlético de Madrid, Vicente Calderón, así que no se
concretó mi fichaje por ellos. Entonces yo pensaba seguir en el Hércules… pero
Luis Aragonés fichó por el Betis y me llevó con él. El Betis pagó mucho al
Hércules. Fue uno de los traspasos más importantes de aquellos tiempos, unos 60
o 70 millones de pesetas, además de darle un jugador al Hércules.
En ese verano jugaste un
amistoso contra la Argentina de Maradona
Tengo
una foto con Diego en ese amistoso en el Rico Pérez, en agosto de 1981. El
partido coincidió con las negociaciones entre Hércules y Betis para mi traspaso,
y por eso no me querían dejar jugar, pero logré convencerlos. Se jugó ese
partido porque la sede de la fase de grupos de Argentina en el Mundial 82 era
Alicante y Elche. Maradona me dio su camiseta, y la tiene guardada mi hija
Jéssica. Diego se quedó con mi camiseta. Fue todo muy lindo.
¿Conocías a Maradona?
Jugué
contra él cuando éramos muy jóvenes. Él estaba en Argentinos Juniors con 15-16
años, y yo estaba con 19 años en las inferiores de Newell’s Old Boys. Fuimos a
jugar a cancha de Argentinos Juniors, les ganamos 1-2 y yo metí el segundo gol.
Le conocí ahí. Como jugador fue algo excepcional, no he visto otro como él.
Ahora se dice de Messi, pero Maradona fue algo muy impresionante. Además, en
aquella época se pegaba mucho, se castigaba mucho, y Diego iba al frente, se la
aguantaba. Luego a su alrededor tuvo algunas cosas no muy buenas, pero eso ya
es su vida.
¿Cómo viviste su muerte?
Diego
había venido a Argentina a dirigir a Gimnasia y Esgrima La Plata, pero estaba ya
bastante mal, muy deteriorado. En nuestro país, Maradona es un Dios. Nos dio el Mundial 86, y todo el mundo lo adora. Es normal, porque aquí se vive mucho
el fútbol, hay mucha pasión, y Maradona aquí era… puff, algo increíble. Su
muerte fue un dolor impresionante para Argentina. Recuerdo la cantidad de gente
que salió a la calle para despedirlo, y eso que ya estábamos en pandemia. Hubo
mucho quilombo ese día.
¿Cómo fue esa temporada 81/82
en el Betis?
Me
llevaron como un jugador importante, pero el que me trajo fue Luis Aragonés, y
resulta que a los tres meses se marchó. Luis era un tipo muy serio y muy
responsable en todo, y tenía muchos problemas con la directiva. Desde ahí ya me
fue todo mal. Llegó un entrenador vasco, Rafa Iriondo, que resulta que había
entrenado al equipo en la 77/78, y ese año el Betis bajó a Segunda. Uno de los
‘responsables’ de ese descenso fue el Hércules, donde jugaba yo entonces,
porque acomodamos un partido con el Burgos en la última jornada. Empatamos a
cero y nos quedamos los dos en Primera, y el que bajó fue el Betis de Iriondo.
¿Qué íbamos a hacer? Pues empatar. Y resulta que tres años después, Iriondo no
se había olvidado de aquello. Me marcó desde el primer momento, me echó la cruz
y me hizo la vida imposible. Tenía dos años más de contrato en el Betis, pero
cuando acabó la temporada me quería ir. Mis compañeros entendieron esa
decisión, Cardeñosa, Gordillo, todos. Habrían hecho lo mismo que yo.
En ese verano de 1982 te llama
el Murcia, entonces en Segunda
Yo estaba en mi pueblo en Argentina, y no sé cómo lo hizo Paco Sánchez Sabater para localizarme. Me habló de tal forma que me convenció para fichar por el Real Murcia. Sánchez Sabater era un hombre peculiar, muy apasionado por el fútbol. Me hubiese gustado saludarlo cuando estuve en Murcia, porque se portó muy bien conmigo. Acertó bastante como secretario técnico, trajo jugadores importantes al Murcia bajo la presidencia de Pepe Pardo Cano.
¿No te costó dar un paso atrás y jugar en Segunda en aquella primera temporada 82/83? No sé si entonces el Murcia pagaba en Segunda quizás lo mismo que muchos equipos de Primera
Sabater
me habló muy bien del Murcia, y yo también conocía la ciudad y al equipo. A
priori fue un paso atrás, lógico, pero se me dio en ese momento esa opción, que
era buena. Más o menos cobraba en el Murcia lo mismo que en el Betis, me lo
respetaron. El Murcia tenía una opción de compra por 15 o 20 millones de
pesetas, por si después de esa temporada quería ficharme. A final de temporada,
tras el ascenso a Primera, el Murcia ejecutó esa opción, y yo estuve de acuerdo.
Me quería quedar en Murcia, estaba encantado de la vida.
En esa temporada 82/83 que acabaría en ascenso a Primera nuestro entrenador fue Eusebio Ríos. ¿Qué recuerdas de él?
De
él sólo puedo hablar muy bien. Un entrenador muy serio, muy responsable, muy
honrado y trabajador. Contó siempre conmigo. Fue el entrenador de lo que
seguramente fueron los mejores años del Murcia.
¿Con qué entrenador te quedas
de todos los que tuviste en el Murcia? Eusebio Ríos, Campillo, Dunai, Kubala...
No
puedo hablar mal de ninguno de ellos. Con todos jugué, más o menos, y con todos
me llevé bien. Sigo teniendo muy buena relación con Vicente Carlos Campillo, es
una muy buena persona. Recuerdo que con Dunai hicimos muy buena temporada, y
que la llegada de Kubala fue una sensación en Murcia. No me puedo quedar con un
entrenador. A mí me encantó Campillo, era muy capaz.
¿Tus padres fueron a visitarte
a Murcia alguna vez? ¿Les gustaba la ciudad?
Mis
padres y mi hermano me vinieron a visitar siempre en España, y Murcia les gustó
un montón. De siempre les encantó España a mis padres, y eso que era gente que
no había salido de Argentina, y que son de un pueblito, imagínate… Mi madre se
acuerda mucho de Murcia. Cuando he regresado hace poco me he dado cuenta de lo
que ha crecido la ciudad, para mejor. Está bien preparada España. Han
adelantado en muchas cosas.
¿Dónde vivías en Murcia?
Siempre
cerca de La Condomina. Cuando llegué, estuve un tiempo en un edificio pegado al
estadio, y después me fui a la calle Madrid, que también está muy cerca de La
Condomina. Era muy buen sitio. Hice amigos por toda esa zona. Frecuentaba mucho
el Bar Romero, el que estaba en la esquina del estadio. Antes del entrenamiento
tomábamos allí los cafés, y después del entrenamiento tomábamos alguna
cervecita y un poco de pulpo o calamares. Sobre todo iba mucho con Pepe Vidaña.
En ese bar eran tres hermanos, y yo era muy amigo de ellos. Me hubiera gustado
saludarlos cuando fui a Murcia, pero no pude. Estábamos muy cómodos y muy bien
en el Romero.
¿Recuerdas algo de las fiestas
de Murcia?
Me
acuerdo, cómo no me voy a acordar… el Bando de la Huerta, lo de la sardina…
Siempre estaba presente, eran fiestas muy lindas, muy emotivas.
¿Salíais mucho ‘de boliches’
en aquella época?
En
esa época también se salía, pero no era como ahora, que se sabe todo más
rápido. Claro que salíamos, cómo no… A algunos jugadores les gustaba más salir,
y a otros menos. Estábamos casados, pero siempre había alguna escapada. ¿Para
qué te voy a mentir ahora? Aparte, en Murcia había buena movida por las noches.
Sabes que hace un par de años
falleció Pepe Vidaña, el jugador con más partidos de la historia del Real
Murcia
Pepe
fue mi compañero y mi amigo. Fue con quien más amistad hice en Murcia. Me
atendió muy bien desde el principio, como capitán que era del equipo. Él ya
llevaba muchos años allí, tenía una historia. Y conmigo fue un fiel, fiel compañero.
Era muy buena persona, le recuerdo con mucho cariño. Me sentó tan mal lo que le
pasó… Pero desgraciadamente la vida tiene estas cosas. Como jugador, Pepe era
muy bueno. Tenía una zurda privilegiada con la que de repente te hacía un
desplazamiento de 40 metros. De cabeza iba muy bien, y tenía muy buena
colocación en el campo. Era un muy buen central. Todos nos manejábamos con él. Cuando
teníamos reuniones y había que hablar con el presidente, siempre lo veíamos antes
con él, porque aunque no nació en Murcia, era un murciano más, y era nuestro
líder.
¿Cómo era el ambiente en La
Condomina? ¿Se notaba la exigencia por subir a Primera?
Ya
había visitado el estadio con el Hércules, e incluso había hecho algún gol
allí. Desde el primer momento me llamó la atención el estadio, porque era
cerradito. La Condomina se llenaba en Segunda y alentaba mucho. También nos
exigían, pero eso era normal, porque teníamos que estar en Primera, por
afición, por la ilusión de la gente. Gracias a Dios, siempre tuvimos buen
equipo durante mis años, y no tuvimos muchos problemas.
Imagino que ya entonces
tendríais problemas para encontrar un campo de entrenamiento
Bueno,
eso fue un problema que tuve en el Hércules, el Betis, el Murcia… Siempre
teníamos que andar recorriendo otros campos de la zona, porque no había una
ciudad deportiva o un campo fijo. Lo que recuerdo es que Juan Valverde hizo un
campo de fútbol muy lindo cerca de donde él tenía los Zumos Juver. Ahí
entrenábamos mucho.
Metes 11 goles en aquella
temporada del ascenso.
Antes
ni tenía en cuenta los goles que marcaba. Todo fue muy bien. Mis
características eran aprovechar mi velocidad, mi regate.
Háblame un poco de Pepe Pardo
Cano como presidente
Tengo
que hablar muy bien de Pepe. No recuerdo si fue Sánchez Sabater o alguien más
de la directiva, pero cuando viajé desde Argentina fueron a esperarme al
aeropuerto de Alicante para llevarme a la casa de Pepe, y me atendió allí de
una manera que no olvidaré nunca. Me hicieron sentir muy bien en todos los
sentidos. Por eso siempre digo que Murcia fue una de las etapas más importantes
de mi vida. Pepe siempre estaba cuando había un problema, siempre supo manejar
todo muy bien. Fue el presidente de los mejores años de la historia del Murcia,
y siempre tuvo el club arriba.
Me gustaría que me hablaras de
los otros dos jugadores extranjeros que marcaron aquellos años del Murcia. En
primer lugar, Guina
Cuando
yo llegué, Aguinaldo ya estaba en el club. Fue un compañerazo, y una persona
sensacional. A día de hoy seguimos mandándonos mensajes. Hicimos muy buena
amistad en Murcia, tanto con él como con su mujer. Era un centrocampista
excepcional, ese tipo de compañero que siempre quieres tener en el campo. Técnicamente
era muy bueno, como buen brasileño, con un gran toque. Los delanteros nos
aprovechábamos de su visión de juego. Era lento, pero hacía correr muy bien la
pelota, que es lo importante. Tenía muy buen desplazamiento de balón. ¡Cuántos
pases me habrá dado…! Nos conocíamos de memoria combinando. Era muy valiente,
iba siempre al frente, se peleaba con todos. Jugando contra la Real Sociedad en
La Condomina, Gajate y algún otro lo querían matar, pero Aguinaldo se los sacó
de encima a codazos o no sé cómo. Le dijeron que lo esperaban en San Sebastián,
en el partido de la segunda vuelta en Atocha. En ese partido también fueron a
pegarle a Aguinaldo, pero salieron igual todos despedidos. Tenía mucha
facilidad para meter los codos y proteger el balón.
Y Figueroa
Yo
nunca había visto a un tipo pegarle tan fuerte a la pelota. Cuando el Negro
estaba fuerte y estaba bien, le pegaba que la rompía. Por eso yo intentaba
forzar muchas faltas al borde del área y penaltis, para que él pegara sus
bombardazos. Yo creo que los rivales que se ponían en la barrera debían de
tener mucho miedo, cuando el Macho iba a disparar. Íbamos siempre disparados al
rechace, en cuanto dispara el Negro, y marcamos varios goles así. Aparte del
golpeo, era un jugador fuerte, rápido, que encaraba, que iba para adelante y
era goleador. Como persona, era sensacional. Hice una amistad grandísima con
él. Su primer hijo me tenía como ídolo, me quería un montón, y el Macho me lo
traía para que estuviera con él.
¿Mantienes el contacto con
Guina?
Aguinaldo
está en Madrid, se quedó a vivir ahí. Anda en cosas de representación, creo que
ahora en temas de Vinicius. Me mando whatapps con él, nos preguntamos cómo
andan nuestras familias, y de vez en cuando hablamos de aquella época nuestra
en Murcia. Él también añora Murcia, porque fue una etapa muy importante en su
carrera.
En los últimos años
fallecieron otros dos defensas importantes en nuestra historia, con los que
coincidiste: Higinio y Pérez García
Desafortunadamente
me he encontrado con que compañeros de aquella época que eran tan buena gente
ya no están con nosotros. Higinio era un gigantón. No tenía mucha técnica, pero
si chocabas con él, salías rebotado. Hizo muy buenas temporadas en el Murcia.
En cuanto a Pérez García, era un banda izquierda que subía muy bien. Angelito
era muy buena persona. En esa época se hicieron muy buenas campañas, y yo creo
que tuvo mucho que ver la calidad humana de los jugadores, porque todos se
involucraron, íbamos juntos, y eso es muy importante en el fútbol.
Ascendéis a Primera en esa 82/83
Subimos
en Vitoria, ganando 1-2 al Alavés, y yo hice el gol de la victoria. Nos
hicieron un recibimiento muy bueno en Murcia. En el autobús nos entrevistó
Mateo Campuzano, de Televisión Española, a Higinio, a Pepe Vidaña y a mí. Qué
jóvenes éramos.
Ya en Primera en la 83/84
llega Ramírez, un extremo que había estado en el Barcelona y el Zaragoza y que
levantaba a La Condomina. Otro jugador importante fue el veterano
centrocampista Santi, que había estado muchos años en el Granada
Andrés
Ramírez era muy buen jugador, muy rápido, siempre con la pelota controlada en
los pies, iba muy de frente, desbordando… Pero tuvo mucha intermitencia porque
se lesionó mucho. Era un gran encarador, por banda derecha. En cuanto a Santi,
claro que me acuerdo de él… ¡El Pelao! Era un centrocampista con muy buena
zurda, más bien ofensivo. Un jugador honrado, que siempre pensaba primero en el
equipo. Fue un jugador importante para el Murcia las dos temporadas que estuvo
con nosotros.
Arrancáis esa 83/84 con dos
victorias, 3-1 a la Real Sociedad y 1-3 al Cádiz, y os ponéis líderes empatados
con el Atlético de Madrid
Recuerdo
ese inicio tan bueno. En la segunda jornada en Cádiz me salió uno de los
partidos más redondos de mi carrera. Luego acabaríamos la temporada en mitad de
la tabla. Fue un año tranquilo. La última jornada de Liga fue en casa contra el
Valencia, y empatamos 3-3 con dos goles míos. Recuerdo que fue el último
partido de Mario Kempes con el Valencia, y me quedé hablando con él, porque lo
conocía.
En la 84/85 bajamos a Segunda, pese a tener una plantilla muy parecida a la del año anterior
No
recuerdo bien lo que pasó aquella temporada. Fue raro. Debió haber problemas,
porque teníamos una plantilla muy buena. Nos metimos ahí abajo y ya no pudimos
salir. Estábamos cómodos con Eusebio Ríos, porque le conocíamos, pero lo
destituyeron y al final acabamos con Vicente Carlos Campillo, que nos subiría
de Segunda al año siguiente.
Sigues en Segunda en la 85/86 pese
a tu buen cartel en Primera
Tuve
ofertas para irme y seguir jugando en Primera, pero al final pudo más mi
arraigo en Murcia. Seguí gracias al presidente y sobre todo gracias a Juan
Valverde, que venía a buscarme a mi casa, me llevaba a comer y me decía que no
quería que me fuese. Me prometió que me respetarían lo que cobraba, que no era
mucho pero en aquella época estaba bien. Insistía en que querían que el Murcia
volviera enseguida a Primera División, y así fue. En aquel verano contactaron
conmigo Español, Zaragoza y Sporting de Gijón. Pero el que más insistió para
ficharme fue el Valladolid.
Ese año llega uno de los
jugadores emblema de aquella época: Manolo
Uff,
Manolo… Casi siempre estuve con él. Cuando hablamos, siempre me elogia y me
dice que era un gusto jugar conmigo porque le daba muchos pases de gol. Hicimos
muy buena amistad, era un pibe sensacional. Desde el principio se le veía que
era un jugador muy pícaro. No era alto, no era grande, pero era muy listo
dentro del área. Tenía muchos movimientos, y era muy goleador. Un jugador
maravilloso.
Tú estás en el Murcia desde la
82-83 hasta la 86-87, exactamente el mismo tramo que otro jugador habitual de
aquel equipo: Del Barrio
Alfonso
Del Barrio… Un centrocampista vasco fuerte, aguerrido, peleón, con buen
disparo. Era un trabajador. Ahora me doy cuenta de la suerte que tuve con los
compañeros que me tocaron en el Murcia. Me acuerdo también de Tente Sánchez, que
vino del Barcelona y dio un rendimiento impresionante. O Amador, de portero,
que también venía del Barcelona. Eran jugadores de primera línea.
Vuelves a hacer un muy buen
año con siete goles aquella temporada 85/86 del ascenso con Campillo. ¿Por qué
acabas cedido en el Hércules el último tramo de campeonato?
Ese
año en Segunda con Campillo nos salió todo muy bien, nos pusimos arriba rápido.
Teníamos buen equipo, porque siguieron en Segunda Figueroa o Guina, por
ejemplo, y se sumó Manolo. Yo seguía jugando y metiendo goles. A final de
temporada, ya con el ascenso encarrilado, me fui cedido a jugar al Hércules
cinco partidos que les quedaban en Primera. Ellos estaban en una situación
complicada para evitar el descenso, porque además, se les había ido Kempes y se
quedaron sin delantero. No sé si este tipo de cesión podría hacerse hoy en día.
A mí me conocían porque había jugado en el Hércules, y la relación entre los
clubes era buena. Ir a jugar esos partidos al Hércules era hacerle un favor al
Murcia, porque a cambio ellos pidieron al Hércules el fichaje de Pascual Luna
Parra, que era un muy buen futbolista. Se arregló todo para que fuese a
Alicante, pero sabía que yo volvía al Murcia a la siguiente temporada, porque
tenía contrato.
Parra es uno de los jugadores de aquellos años que más me impresionan al verlo en vídeos
Con
él había coincidido ya en la temporada 80-81 en el Hércules, porque subió al
primer equipo. Ya se le veía entonces su proyección como un gran
centrocampista. Corría, metía, tenía buen quite, tenía facilidad para entregar
el balón… Un jugador muy muy bueno que le vino muy bien al Murcia.
¿Qué recuerdas de los partidos
con el Cartagena Fútbol Club?
Lo
que recuerdo es que mientras estuve en el Murcia le ganamos siempre al
Cartagena. Se notaba la rivalidad, sobre todo de ellos hacia nosotros, pero era
normal, porque nosotros estábamos arriba y ellos eran un equipo más humilde.
Siempre nos fue muy bien contra ellos.
Temporada 86-87: estamos de
nuevo en Primera y nos traemos a un centrocampista marroquí que ha brillado en
el Mundial de México: Mohamed Timoumi
Era
un jugador con una calidad impresionante. Tenía una zurda… Lo que pasa es que
le costó adaptarse. Era un personaje. Me llevé muy bien con él. Jugó bien
cuando le tocó, pero yo creo que extrañaba un poco su país, su vida allá, y eso
le causó algunos problemas. Pero tenía una zurda y un talento increíble.
Tras el descenso del Valencia el año anterior, ese año traemos a Miguel Tendillo
Vivíamos
puerta con puerta en Murcia, en la calle Madrid. Habíamos jugado muchas veces
en contra, y ese año fuimos compañeros. Era un jugador de otro nivel, de
primerísima línea. Tenía mucha calidad para salir con el balón jugado. Era
rápido y listo, y después de esa temporada ya lo fichó el Madrid. Hace poco me
llamaron de una radio de Valencia y tuve el placer de estar en la misma
entrevista con Miguel. Nos dimos los teléfonos, y de vez en cuando nos
mensajeamos.
Tendillo-Juanjo no era mala
pareja de centrales
Ah,
mi amigo Juanjo… Me mensajeo con Juanjo día sí y día no. Un pedazo de pan, una
persona sensacional. Cuando estuve en Murcia hace poco, me ayudó a hacer un
montón de cosas, así que pasados los años sigue siendo un gran compañero.
Chocar con Juanjo era chocar contra un muro. De estos vascos… Un central con
mucha fuerza, que iba muy bien por arriba. Al Murcia le rindió muy bien. Ya no
me acuerdo de si vino de Bilbao, del Alavés… Utilizábamos mucho a Juanjo en
faltas y córners, ya fuese para rematar o para prolongar el balón en el área.
Esa temporada hubo un nivel
muy alto en los delanteros del Murcia, porque además de ti y de Manolo, estaba
Carlos Muñoz, un jugador que luego triunfó e hizo muchísimos goles en el Oviedo
En
Murcia, Carlos tenía mucha competencia y jugaba poco, pero me di cuenta de que
era un jugador muy interesante. Me imaginaba que podía andar muy bien, y
efectivamente, luego hizo un montón de goles. Era zurdo, muy potente, iba muy
bien de cabeza.
Tu última temporada en el
Murcia es esa 86/87. Ese año nos salvamos otra vez con tranquilidad
Ese
último año fue magnífico, aunque yo tuve problemas en el tobillo. Acabamos con
Antal Dunai de entrenador. El doctor Ripoll me quería operar, pero yo no quise.
Llegó un momento en el que tuve que operarme, y me costó recuperarme, pero pude
jugar los últimos partidos. El último partido que jugué fue contra el
Valladolid en casa, y metí dos goles. A esas alturas yo ya más o menos sabía
que me marchaba de Murcia. Además, iba a haber un cambio de presidente, y Antal
Dunai tampoco seguía. Llegó una oferta del Tenerife por Guina y por mí, pero
finalmente me salió lo de irme al Celta, que era bueno para mí porque me daban
dos años de contrato y significaba seguir en Primera División.
Esa 87/88 en el Celta es tu primera y única temporada en el norte
Yo
era un poco reacio a jugar en equipos de allá arriba, porque estaba
acostumbrado al sur, por el clima. Siempre que jugábamos allá arriba hacía
frío, nos llovía… Es otro clima. Nada que ver con Murcia. Así que dije: voy a
probar, ahora en mis últimos años. El campo era muy rápido, el césped estaba
siempre mojado. Me costó adaptarme. Igual no veíamos el sol en tres meses. En
Vigo seguía teniendo problemas en el tobillo que me había operado, y no tuve
mucha continuidad. Jugué muchos partidos infiltrado. Pero fue un muy buen año
con Maguregui de entrenador, y terminamos sextos o séptimos. Teníamos jugadores
importantes, como Pichi Lucas, Zambrano, Rodolfo, Baltazar o Julio Prieto.
Juegas un último año más, la
88/89 en el Albacete de Segunda B
Aunque
tenía otra temporada firmada con el Celta, lo arreglamos con el club y la
rescindimos, porque yo no estaba bien. Así que dije: ya está, terminó mi
carrera. Me fui para Alicante a iniciar otra vida, pero vino a buscarme el
Albacete. Había otros clubes de esas categorías que me querían, pero yo ya sentía
que me costaba mucho en los entrenamientos. Yo mismo veía que no estaba en
condiciones buenas. Pero el Albacete me insistió tanto, tanto, tanto, que me
fui para allá. Me costó mucho. No andaba bien del pie, así que sólo estuve unos
meses y me volví a Alicante.
El final de tu carrera como
futbolista
Dije:
ya está, se ha terminado una etapa, y empecé a pensar en el futuro. Había hecho
el curso de entrenador en Murcia, y me llamaron para ir de jugador-entrenador
al Alicante. Estuve dos años, muy bien. Luego entrené también al Caravaca, y
llegamos a jugar el playoff de ascenso, aunque no teníamos equipo para subir.
Además, estuve en el Alhameño, en mitad de la tabla de Tercera División. Antes
también había entrenado al equipo de División de Honor del Hércules.
¿Por qué dejaste de entrenar?
No
era lo mío. Me di cuenta de que no era lo que yo quería. Después decidí volver
a Argentina.
¿Cómo es la adaptación de un
futbolista a la vida ‘normal’ tras retirarse?
Conozco
muchos casos de ex futbolistas, sobre todo de Alicante, que eran muy
profesionales como futbolistas, pero que al retirarse tuvieron muchos problemas,
por ejemplo con la bebida. Alguno ha estado incluso internado. Mi experiencia
es que no resulta fácil. Te pasan muchas cosas por la cabeza. Debes tener una
mente bastante fuerte para esa adaptación. Estás metido en esa burbuja del
fútbol desde los 14-15 años, y de repente pasa el tiempo muy rápido y se
termina todo, con 35 años, cuando aún eres muy joven. En el fútbol disfrutas en
los entrenamientos, con tus compañeros y amigos, la gente te conoce, es un
deporte que te abre muchas posibilidades… Y de repente se acaba todo. Posiblemente
ahora se haya progresado en esa transición tras la retirada, por ejemplo con la
ayuda de psicólogos. Yo también lo pasé mal, porque el fútbol me enloqueció
siempre. Pero siempre traté de que la cabeza no se me fuera para el otro lado,
y gracias a Dios lo pude superar. Conozco compañeros del Hércules que una vez
retirados no pasaban ni por el estadio.
¿Vas a ver partidos al estadio?
Lo
paso mal viendo fútbol en la cancha, porque me gustaría estar jugando, y no
sentado. Me pongo mal, por eso no voy mucho. No me siento bien en la grada
viendo un partido. Ahora lo estoy asimilando un poco, porque ya han pasado
muchos años. Pero aún me cuesta. Incluso si voy a ver al equipo de mi pueblo,
me pongo mal, me siento raro.
¿Qué diferencias notaste entre
el fútbol argentino y el español?
Era
la liga más importante de Europa en esos años, junto con la de Italia. Felipe
Mesones era el entrenador en mi primer año en el Hércules, y me ayudó mucho. Me
hizo ver cosas del juego que eran muy diferentes a las de Argentina. En los
entrenamientos veía que los compañeros eran máquinas corriendo, y a mí me
costaba muchísimo. Me llamó la atención que era un fútbol más organizado, con
estadios muy lindos.
¿Y en cuanto a las aficiones?
En Argentina se vive el fútbol con más pasión y más fanatismo. Apenas llegué a Alicante perdimos un partido en el Rico Pérez y la gente se enojó un poco en el estadio. Entonces yo pensé: ¿Y ahora cómo salgo de los vestuarios hacia mi casa? Pensaba que la afición iba a estar fuera esperándonos, igual de enfadada. Pero salí y resultó que todos querían saludarme, abrazarme y pedirme autógrafos. Algo muy diferente de lo que habría pasado en Argentina. En Newell’s, si las cosas no salían bien, siempre había mucha policía a la salida del estadio, nos cuidaban mucho, y la gente no se podía acercar.
¿Crees que antes había más pasión por el fútbol?
Posiblemente.
En la época nuestra, uno notaba que muchas familias esperaban toda la semana a
que llegara el domingo para ver a su equipo. Ahora, no sé… Ha cambiado bastante
todo, hay mucha televisión, mucho Internet. También va gente ahora a los
estadios, pero creo que antes se vivía el fútbol con más intensidad.
¿Qué jugadores te llamaron la
atención del fútbol español?
Stielike,
Schuster, Maradona, algunos jugadores ingleses… Conocí muy buenos jugadores.
Era una época en la que los defensas
eran más duros que ahora
Nada
que ver con lo que ocurre en el fútbol de hoy. No había cámaras, y a los
árbitros les costaba mucho sacar una tarjeta. Había que defenderse. Recuerdo
jugadores duros del Madrid, como Benito y Camacho. También Migueli o Zuviría en
el Barcelona, Agustín Gajate en la Real Sociedad o Arteche en el Atlético de
Madrid… Te agarraban en los cruces y podía pasar cualquier cosa. El MARCA hizo
un reportaje sobre la violencia en el fútbol español, a raíz de la entrada de
Goikoetxea a Maradona, y la foto de portada de ese reportaje era una entrada
que me hizo Arteche.
En los comienzos de los 80 la
Real Sociedad ganó dos ligas seguidas. ¿Cómo era jugar en Atocha?
Allí
tenías siempre a la gente muy encima. Era muy difícil ganar allí, porque
además, tenían un equipazo. Pero tengo buenos recuerdos. Cada vez que iba les
marcaba. Y te digo más: siempre que iba a jugar contra Arconada, se metían
durante la semana con él, y le recordaban las veces que le había marcado. Se me
daba bien. Otros campos que me llamaban la atención eran San Mamés o El Sadar.
El Santiago Bernabéu también me imponía, mucho más que el Camp Nou, que es más
abierto.
Te debió emocionar el reciente
reconocimiento del Murcia
A
raíz del homenaje me llamaron de Newell’s. Querían saludarme y hablar conmigo,
porque hacía mucho que no ando por el club. Me están pasando cosas lindas.
Ahora uno se da cuenta de lo que uno ha hecho como jugador. Cuando era
futbolista me centraba en jugar y lo disfrutaba, pero ya retirado, el
reconocimiento de la gente te hace sentir muy bien. Aparte de ser futbolista,
he dejado muchos amigos donde estuve, y eso es lo importante.
¿Qué diferencias ves con el fútbol de ahora?
Faltan
jugadores creativos. En nuestra época había muchos más.
¿Cuál es el gol más bonito que
has marcado en tu carrera?
Recuerdo
varios especiales. Por ejemplo el gol que marqué con el equipo de Primera
División de Belgrano, con 14 años, y que sirvió para ganar 1-0. Claro, era mi
debut, y con la gente grande. Me quedó muy grabado. Después recuerdo un gol que
le hice a las selección argentina jugando en Newell’s, antes del Mundial 78.
Era un torneo amistoso en Mar del Plata, en el que también jugaban River Plate
y Boca Juniors. En ese partido, el portero de Argentina era Hugo Gatti, y le
hice un golazo desde fuera del área. Fue un gol muy nombrado en Argentina.
Casualmente, un muchacho de la radio del pueblo me vino a preguntar hace poco
por ese gol, y en un programa preguntó a los oyentes que quién había hecho ese
gol. Claro, como yo soy del pueblo, la gente lo supo enseguida. También recuerdo un gol en un clásico de Rosario, que es Newell's-Rosario Central. Lo jugué al poco de subir al primer equipo. Ganamos 2-0, y a mí me hicieron un penalti y marqué el segundo gol. Acá eso fue... imagínate... Los hinchas de Newell's aún lo recuerdan. Con el Murcia,
el gol que más grabado me quedó fue el del ascenso a Primera División, en
Vitoria contra el Alavés. En Murcia hice muchos goles lindos. Le hice un gol
olímpico al Zaragoza en La Condomina, siendo portero Cedrún. No sé si habrá
habido muchos goles olímpicos en La Condomina. Jugando en el Betis, metí un gol
muy bonito tras un centro de Gordillo. La paré con el pecho, le pegué una volea
de zurda y la metí por toda la escuadra. Los aficionados me mandaron muchas
cartas por ese gol.
¿Sigues soñando con jugadas de
fútbol?
Muchas
veces. Me siguen viniendo momentos y recuerdos de cuando jugaba. Es mi vida. Tengo
grabados esos momentos.
¿Te ha quedado algún sueño
pendiente en el fútbol?
Mi sueño de chico era ser jugador de fútbol, y lo cumplí. Primero quería jugar en el equipo de mi pueblo, luego jugar en Newell’s y en Primera era algo que veía muy lejano, y lo cumplí. Cuando me fui a España en 1977 se me alejó el sueño de jugar el Mundial 78. Menotti era entonces el seleccionador argentino y me estaba siguiendo, e incluso le había escuchado hablar muy bien de mí. Pero al irme a Europa ya eran más difíciles los seguimientos. De hecho, la selección argentina en ese Mundial estuvo compuesta casi íntegramente con jugadores que estaban en Argentina. En cuanto a lo de conseguir títulos, en España fue complicado, por los equipos en los que me tocó jugar. En general tengo que estar contento y agradecido al fútbol, porque me dio muchas cosas. Me hizo conocer compañeros y amigos. Me hizo conocer el mundo, muchos sitios donde seguramente no habría estado nunca si no hubiese sido por el fútbol.
¿Qué once ideal formarías de
entre los futbolistas con los que has jugado en tu carrera?
Portero: Amador
(Real Murcia).
Defensas: Manu
Núñez (lateral derecho, Real Murcia), Miguel Tendillo (central, Real Murcia),
Pepe Vidaña (central, Real Murcia) y Rafael Gordillo (lateral izquierdo, Betis).
Centrocampistas: Sandor
Müller (interior derecho, Hércules), Guina (mediocentro, Real Murcia), Américo Gallego (mediocentro, Newell's Old Boys) y Cardeñosa (interior izquierdo, Betis).
Delanteros:
Manolo (Real Murcia) y Poli Rincón (Betis)
Otras menciones: Esnaola (portero, Betis), Iñaki Vergara (portero, Real Murcia), Cervantes (portero, Real Murcia), Juanjo (central, Real Murcia), Pérez García (lateral izquierdo, Real Murcia), Antonio López (interior derecho, Real Murcia), Julio Prieto (interior derecho, Celta), Mohamed Timoumi (interior izquierdo, Real Murcia), Lobo Diarte (Betis), Miodrag Kustudić (delantero, Hércules), Macho Figueroa (delantero, Real Murcia), Juan Ramón Rocha (delantero, Newell’s Old Boys).
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